MIRA HACIA ARRIBA
No mires las olas, a ti mismo y todos tus problemas. Mira hacia el cielo. «¡Puestos los ojos en Jesús!» Para qué seguir pensando en tus equivocaciones, tus fallos, problemas y dificultades. La Palabra de Dios nos manda pensar en lo bueno. «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna y algo digno de alabanza, ¡piensa en esto!» (Filipenses 4:8).
Así pues, cuando te veas inclinado a deprimirte, desanimarte y descorazonarte, ¡mira hacia arriba! Alaba a Dios y dale gracias por todo lo que ha hecho por ti. Repasa las bendiciones que tienes y llénate la mente, el corazón y hasta la voz de pensamientos positivos y palabras de oración y alabanza. Deja entrar la luz —la luz de la Palabra de Dios, la oración, la alabanza, el servicio y la ayuda que prestas a los demás—, ¡y las tinieblas del desaliento y la desesperación se desvanecerán solas!
La Familia Internacional
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