—Vivir cerca de un parque verde puede ayudar a reducir las enfermedades. Así lo sugieren algunos estudios recientes. Quienes viven rodeados de vegetación muestran mejores indicadores cardiovasculares. Además, sumergirse en la naturaleza alivia el estrés, lo que refuerza el sistema inmunológico.
—Investigadores valencianos han descubierto un pigmento (carotenoide) presente en las mandarinas y unos pocos frutos que al ingerirlo reduce un 30% la grasa corporal, lo que podría tener prometedoras aplicaciones para la prevención de la obesidad. (ABC)
—Se quiere cambiar el paradigma del lenguaje de guerra para describir las experiencias de las personas que padecen cáncer. Los pacientes con cáncer no son «guerreros» ni «ganan una batalla», afirman distintos especialistas, que promueven un cambio de lenguaje. «La metáfora de la guerra contra el cáncer genera una distorsión de que tu cuerpo es tu propio enemigo», dice la sicóloga Pamela Oyarzún. Los cristianos además sabemos que no nos curamos porque luchamos contra una enfermedad, sino porque confiamos y depositamos nuestra fe en Jesús para obtener Su curación. Es cierto que debemos pelear la buena batalla de la fe, pero esa batalla no es una que libremos con armas carnales y esfuerzos físicos, sino con armas espirituales permitiendo que Dios obre y luche por nosotros. Disparamos oraciones llenas de fe y dejamos nuestra sanación en manos de Dios.
—Comer nueces puede reducir el riesgo cardiovascular en personas con diabetes. Eso arrojó un estudio realizado por la Universidad de Harvard.
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