EL REMEDIO PARA LA SOLEDAD
Sea cual sea el motivo de la soledad, la cura es siempre la misma para el cristiano: la consoladora comunión con Cristo. La amorosa relación con nuestro Maestro ha reconfortado y levantado el ánimo de incontables miles de personas que sufrieron en prisiones y que incluso dieron la vida por Él.
Jesús es el amigo «más unido que un hermano», que da la vida por Sus amigos y que ha prometido que nunca nos dejará ni nos abandonará, sino que nos acompañará todos los días, hasta el fin del mundo.
Podemos sentir consuelo en las palabras del antiguo himno: «Amigos podrán fallarme, enemigos asaltarme, pero Él estará conmigo hasta el final. Aleluya, ¡qué Salvador!» Tomado de gotquestions.org
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