LA INTEGRIDAD
La integridad no tiene tanto que ver con lo que hacemos como con quiénes somos. Y quiénes somos, a la vez, determina lo que hacemos. Nuestro sistema de valores es parte tan integral de nuestro ser, que no podemos separarlo de nosotros. Se convierte en el sistema de navegación que rige nuestra vida.
Tiene que ver con lo que no haremos, con aquello a lo que no estamos dispuestos a renunciar, con aquello por lo que nos plantaremos firmes pase lo que pase… La integridad se encuentra en el centro mismo de nuestro ser; perderla es perder una parte esencial de nuestra identidad.
Integridad significa «cualidad o estado de plenitud o totalidad» e indica una adherencia firme a nuestros valores. Nuestros valores son algo a lo que damos mucha importancia, algo que valoramos profundamente a medida que nos vamos labrando una vida. Integridad es vivir conforme a esos valores.
Cuando obras de manera congruente con aquello en lo que crees —cuando das importancia a tus palabras— se produce una sensación de paz y bienestar… ¡incluso si hacerlo te cuesta! Tienes la clara sensación de que obras bien. Mientras que, cuando tu conducta no es congruente con tus valores, sucede exactamente lo opuesto.
Tomado de la biblioteca de La Familia Internacional
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