DIOS ES DUEÑO DE TODO
Peter Amsterdam
Por ser Dios el Creador, Él es dueño de todo lo que hay en el mundo y el universo. Este concepto se observa cuando leemos:
Tuyos son, Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el honor y la majestad, porque todo cuanto hay en cielo y tierra te pertenece, y ejerces el reinado y el dominio sobre todo. 1 Crónicas 29:11
Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan. Salmo 24:1
Eso nos incluye a nosotros, por cuanto formamos parte del mundo que Dios creó. Él por lo tanto es dueño de nuestra vida, de nuestras aptitudes, salud, relaciones, economía, posesiones, cuerpo, mente y todo lo demás. Significa asimismo que si todo lo que existe pertenece a Dios, en definitiva nada nos pertenece a nosotros.
Hacernos cargo de este principio nos puede ayudar a orientar debidamente nuestro juicio, pensamiento, decisiones y actos con respecto a lo que consideramos nuestro. Si Dios es el verdadero propietario de todo, nuestra relación con «nuestros» dones y aptitudes, nuestras posesiones y de hecho con nuestra misma vida, no es una de propiedad, sino más bien de administración o custodia.
Se nos encarga el cuidado y manejo de cosas que en realidad pertenecen a otra persona. Dios nos hace responsables del manejo que hacemos del valiosísimo don de vida que nos ha otorgado. En ese contexto se nos encomienda el deber de administrar los bienes que ha puesto a nuestro cargo.
Tomado de La Familia Internacional
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