jueves, 31 de julio de 2014

Un microcosmos

Un microcosmos
Joyce Suttin
¡Ojalá pudiera yo cambiar el mundo! ¡Ojalá pudiera hacer de él un lugar más limpio y más bello! ¡Ojalá pudiera terminar con las guerras y la violencia! ¡Ojalá el bien se extendiera por toda la Tierra! Estuve cavilando sobre eso durante mi paseo matutino. Entonces me di cuenta de que, si bien no puedo cambiar el mundo entero, puedo mejorar mi pequeño universo. No puedo transformar el corazón de todas las personas, pero sí puedo influir en aquellas que caminan a mi lado.
Puedo crear un microcosmos sereno en un mundo de tempestades. Puedo hacer de mi hogar un remanso de paz en medio de las tormentas. Puedo hacer cosas para que mi entorno sea más bonito. Puede que Dios no me haya dado un mundo enorme que cambiar, pero puedo transformar mi pequeño mundo buscando formas de llenarlo del amor de Dios cada día.

miércoles, 30 de julio de 2014

La ofensa

Es inevitable el que alguien te ofenda, no importa si eres la persona más dulce, simpática, amorosa o bondadosa.

El hecho es que siempre aparecerá alguien por allí diciendo de ti o diciéndote a ti palabras corrosivas que te caerán como una cachetada.

¿Pero y qué le hice yo? ¿Y por qué esta persona me trata así? Son las preguntas que te haces para tratar de entender tales ofensas.

Pero sabes, no siempre hay un motivo. A veces es simple envidia. A veces es antipatía.

Otras veces es que la maldad andaba buscando una víctima y Dios permitió, con un propósito noble, que fueses tú la escogida.

En fin, por el motivo que sea, la realidad es que cualquiera puede servirte en cualquier instante un buen plato de ofensas. Aunque ello no significa que estés obligado a comértelas.

¿Y eso qué quiere decir? Que si no puedes evitar ser ofendido, sí puedes evitar sentirte ofendido.

La gente puede decir lo que se le antoje, pero esa es sólo una opinión, no la del mundo entero, ni la tuya, ni la de Dios, que es la más importante.

Si alguien te dice: “Eres un tonto, un estúpido y una basura”.

Muy bien, esa es su opinión, y aunque no la compartas debes respetarla.

Y no por eso te vas a ir a los puños ni te echarás a llorar como una Cenicienta. Lo que debes hacer es asumir ese momento con sabiduría.

Y no se te ocurra bajar la mirada, por el contrario, sin ser desafiante ni sentirte humillado, mira con serenidad a tu ofensor y demuéstrale que ni te enojaste, ni te pusiste nervioso, ni se te aguaron los ojos.

Apresúrate luego a ponerle un freno a tu lengua, pues es rebelde, no se somete fácilmente y va a querer pronunciar estupideces peores que las que escuchaste.

Tu actitud sorprenderá a tu victimario, quien esperaba verte chocado emocionalmente.

Aprovecha su desconcierto y explícale con un mínimo de palabras que aunque respetas su opinión no la compartes.

Es de esta manera que decides que no te comerás la basura que te han servido.

Cuando ya estés a solas podrás desahogarte de manera inteligente y analizando fríamente las ofensas, por si diste algún motivo.

Y si descubres que sí diste el motivo, entonces, con entusiasmo, reconoce tu error, pide perdón y enmienda la falla.

El apóstol Pedro aconseja estar listos a presentar defensa con mansedumbre, respeto y buena conciencia. De esta forma el que habla mal de nosotros quedará avergonzado.

¡Oye! Si Dios permitió que alguien te ofendiera, tómalo con calma, pues aunque esté o no justificada dicha ofensa, ella te ayudará a templar tu carácter.

viernes, 25 de julio de 2014

Por fe andamos



Por fe andamos
Pero sin fe es imposible agradar a Dios: porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan diligentemente. Así que la fe es por el oír y el oír, por la Palabra de Dios (Hebreos 11:6; Romanos 10:17).
A Dios le encanta que tengas fe. Te ama porque crees en lo que Él dice, simplemente porque Él lo dijo.
Uno de los principales intereses de Dios consiste en lograr que creas en lo que no se puede ver-
El entendimiento es la recompensa de la fe. Por lo tanto no trates de entender para creer; cree más bien, para poder entender. San Agustín (354-430 D .C.)
El que pierde dinero pierde mucho, el que pierde un amigo pierde más; pero el que pierde la fe lo ha perdido todo.
Tu fe, ¿mueve montañas?, o ¿las montañas mueven tu fe?
Uno recibe lo que pide, y lo que tiene la fe que recibirá.
Con fe siempre se agradece, pase lo que pase.

miércoles, 23 de julio de 2014

Eres creacion mia

Eres creación Mía

Palabras de Jesús

Te amo con amor intenso. Te amo tal como eres. Te he hecho para ser una vasija en Mi mano, una vasija de Mi amor y de Mi comprensión. No mires los dones que piensas que no tienes, sino comprende que te he concedido dones de amor, comprensión y oración.

Con estos dones puedes lograr más que con los otros dones que tal vez te parezcan necesarios. Pues el mayor de todos es el amor, y la misericordia y la comprensión son sus compañeras.

Llénate de Mi amor. Confía en Mi amor. Yo veo tu amor y contemplo tu belleza. Si Yo, que todo lo veo, te demuestro tan gran amor, confía en que eres amado. Confía en que eres creación Mía, creada para cumplir Mi propósito y voluntad. Acéptate tal como eres. Eres vasija de Mi hechura, de Mi amor y de Mi voluntad.
Mi amor por ti es incondicional. Anhelo manifestártelo en la medida en que me lo permitas.

Cuanto más de cerca me sigas, cuanta más diligencia pongas en manifestar tu corazón cerca del Mío —amándome y obedeciendo Mis Palabras—, más podré manifestar Mi amor en tu vida. Tengo un gran deseo de manifestarte Mi amor. Ansío derramarlo a raudales para que te deleites en él, te maravilles, te empapes de él y te llenes hasta rebosar. Así de grande es Mi amor por ti.

No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.  Hebreos 4:15-16
 

martes, 22 de julio de 2014

Bendiciones en las circunstancias actuales


Podemos pensar en ciertos actos de adoración, como si al hacerlo escucháramos una voz que dice: «Quítate los zapatos, pues el lugar en que estás es tierra santa». Sin embargo, ¿dónde no está presente Dios? ¿A dónde iríamos que no fuera tierra santa? Es posible que no se trate de una zarza en llamas, pero Dios está allí como lo estaba cuando Moisés vio el símbolo de Su presencia en el desierto. Creemos que hacemos una buena obra cuando damos una clase de catequesis o escuela dominical. Sin embargo, ¿los que llevan a cabo la obra de Dios hacen menos en los otros días de la semana cuando dan clases a niños pequeños o a jóvenes en escuelas públicas o colegios privados? Consideramos que el deber más sagrado es sentarse en la mesa del Señor para la comunión. Sin embargo, ¿han pensado que las comidas con nuestra familia también son algo sagrado, poco menos sagrado que la comunión?
Cuando aprendamos esa lección, la vida cristiana tendrá un verdadero sentido y gloria para nosotros. Entonces, nada parecerá común. Jamás debemos pensar en nuestra ocupación como algo inferior, pues el trabajo más humilde, si es la voluntad de Dios para el momento, tendrá un esplendor celestial, porque es lo que nuestro Maestro quiere que hagamos. Podemos complacerlo igual de bien cuando vivimos con dulzura y hacemos nuestro trabajo fielmente en un lugar humilde, entre la tentación, las preocupaciones y el agotamiento, como lo hacemos cuando honramos a Dios y lo adoramos en la comunión.
Pensamos que estamos en este mundo para ocuparnos de asuntos específicos, para encargarnos de determinados deberes profesionales, atender ciertos asuntos de la casa, para ser carpinteros, picapedreros, pintores, profesores, amas de casa, a todo eso lo llamamos nuestra vocación. Sin embargo, Dios piensa que esas ocupaciones contribuyen a nuestro crecimiento y a que  tengamos un carácter noble y digno. Con Dios, una carpintería no es únicamente un lugar donde se hacen cosas, es un lugar para formar el carácter, donde se forjan los hombres.  J. R. Miller[1]
*
«Los que menospreciaron el día de las pequeñeces» (Zacarías 4:10).
El Señor dirigió esas palabras a Su antiguo pueblo, poco después de su regreso de la cautividad en Babilonia. En aquel entonces eran pocos, pobres, débiles hasta el punto de ser consumidos por sus enemigos. A pesar de esas circunstancias desalentadoras, casi de inmediato después de su regreso, empezaron a poner los cimientos de un templo para alabar a Dios. […]
En todas las obras de Dios, y en particular Sus obras de gracia —que no tienen efecto por fuerza ni poder, sino por Su Espíritu—, por lo general hay un día de las pequeñeces. […] En otras palabras, hay una temporada en que Su obra parece muy pequeña y poco prometedora. Todo lo que hace falta para convencerlos de la verdad de esa aseveración es hacer referencia a algunas de las obras de Dios. […] El roble fue una bellota; los grandes ríos tal vez empezaron en un riachuelo insignificante o en un manantial; el filósofo, el guerrero, el estadista, el poeta, todos fueron niños; la nación poderosa y civilizada fue en algún momento un lugar lleno de salvajes. […]
En la iglesia del Antiguo Testamento fue una época de pequeñeces cuando Abraham y su familia fueron sus únicos feligreses. Fue un día de pequeñeces cuando todos los miembros de la iglesia del Nuevo Testamento podían reunirse en un cuarto pequeño y sentarse en una sola mesa. Y cada sección de esta iglesia, donde sea que esté, sea cual sea su estado actual de prosperidad, ha tenido su día de pequeñeces. En un día así la iglesia de Jesucristo de Nueva Inglaterra, cuando todos sus miembros desembarcaron de un solo barco, adoró en una playa vacía, sin santuario y sin siquiera tener una morada donde refugiarse. Y probablemente no hay una iglesia en este país que en algún momento no haya sido pequeña y débil, y que no haya pasado por muchas dificultades. Comentarios parecidos se pueden hacer con respecto a todas las sociedades y las instituciones que han sido formadas para promover y difundir el cristianismo.
También se pueden hacer comentarios similares con respecto a la obra de gracia en el corazón de la gente. Cada cristiano tiene su momento de gloria, pero lamentablemente, el día de las pequeñeces es demasiado largo; hablo de un día en que su amor, fe, esperanza, conocimiento, utilidad y consuelo son pequeños. Por ejemplo, Nicodemo. Fue así cuando fue a ver a Jesús una noche. Otro ejemplo es el de los doce discípulos. Fue un tiempo así para ellos hasta después del día de Pentecostés. […]
No debemos despreciar el día de las pequeñeces, porque es el comienzo del día de los grandes logros. Así será, porque las pequeñeces son la obra de Dios; y en cuanto a Dios, Su obra es perfecta, y lo que hace será para siempre.  Edward Payson[2]
*
No es preciso que te sientas capaz de hacer cosas que el Señor no espera que hagas. Basta con que tengas fe para ser lo que Él quiere que seas y para desempeñar la tarea que te tiene asignada, cualquiera que sea. No intentes ser lo que no eres; pero tampoco creas la mentira de que no eres capaz de ser la persona en la que Dios te puede convertir, o de realizar lo que Dios quiere obrar por medio de ti. Él nunca nos pide que hagamos más de lo que sabe que podemos hacer con Su ayuda.
Como las fichas del tablero de ajedrez, cada uno tiene su puesto y su tarea que desempeñar para el Señor. Cuando un jugador toma una pieza y la hace avanzar hasta otra casilla, ésta no protesta ni trata de evitar que el jugador la mueva, ¿cierto? De igual manera, nosotros estamos en las manos de Dios. Estás en manos del gran maestro de ajedrez y Él te colocará donde le parezca mejor. Limítate a confiar en el Señor para que se cumpla Su voluntad.
Cuando se sigue a un guía por un camino desconocido, hasta que se llega a un recodo o bifurcación, él no le dice a uno por dónde hay que ir. Espera a que llegue el momento en que uno deba saberlo. Lo mismo sucede con el Señor: en la mayoría de los casos no es preciso que sepas al detalle lo que vas a hacer mañana. Jesús dijo que no nos preocupáramos por el día de mañana. A veces hay que trazar planes con antelación para algunas cosas. Pero no tenemos que preocuparnos por el día de mañana. Limítate a hacer lo que Dios sabe que puedes hacer y lo que te ha pedido que hagas hoy, y prepárate para hacer lo mismo mañana. 

lunes, 21 de julio de 2014

Promesas Biblicas de curación

Promesas Bíblicas de curación

«Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias». 
Salmo 103:2,3

 «Yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice el Señor». 
Jeremías 30:17

 «La oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará». 
Santiago 5:15

 «Yo soy el Señor tu sanador».
Éxodo 15:26

 «Oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz».
Santiago 5:16 (NVI)
 

viernes, 18 de julio de 2014

Confiame tus caminos

Confíame tus caminos



Deléitate asimismo en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino, confía en Él y Él hará. […] Guarda silencio ante el Señor y espera en Él.  Salmo 37:4-5, 7

Cuando clamas a Mí, cuando me buscas, cuando me presentas tus peticiones, Yo escucho. Atiendo a cada uno de tus ruegos. Conozco los deseos y anhelos de tu corazón. Sé lo que buscas. Aún antes que clames a Mí, conozco los pensamientos y las intenciones de tu corazón, y los deseos que albergas en él.

En ocasiones, los deseos que albergas entran en conflicto con lo que te he pedido que hagas. En esos momentos conviene acudir a Mí para saber cuál es verdaderamente Mi voluntad. Hay ocasiones en que tu deseo y Mi voluntad coinciden, pues se trata del deseo que Yo te he dado. Pero hay otras en que el deseo de tu corazón no es otra cosa que preferencias personales, y pueden entrar en conflicto con Mi voluntad.

A muchos se les presenta una encrucijada en la vida: hacer caso de Mi llamado o guiarse por deseos personales. Es una prueba, una decisión que se debe tomar. Siempre es mejor escoger Mi voluntad suprema, pues es la fuente de Mis plenas bendiciones.
 

jueves, 17 de julio de 2014

Ansiedad y preocupacion

Hace poco un amigo me dijo: «Mi empresa anda bien, pero mis alergias han empeorado más que nunca. Por lo visto, cuando me estreso se agravan. ¿No será que lo uno está relacionado con lo otro?»
Todos sabemos lo que es estar muy ocupados, pero Jesús nos dice: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma»1.
Para muchos que vivimos en ciudades, la palabra yugo tiene poco significado. Aquí en Asia, sin embargo, con frecuencia suele verse a hombres y mujeres llevando cargas pesadas al mercado. Lo hacen utilizando un palo de madera que colocan sobre sus hombros, con una cesta colgada de cada punta. La clave consiste en mantener un equilibrio perfecto. Han llegado a dominar cierta forma rítmica de caminar a fin de evitar que las cestas se balanceen demasiado hacia un costado o hacia el otro.
Aunque Jesús sabía que su estadía en la Tierra sería breve, no se ponía frenético ni se atosigaba de trabajo cada día. Logró hacer mucho porque llevaba una vida equilibrada. Descansaba cuando se sentía agotado2, instaba a Sus discípulos a hacer lo mismo3 y también dedicaba tiempo a orar y escuchar a Su Padre4.
Nosotros también podemos llevar pesadas cargas si adoptamos un buen ritmo y mantenemos un equilibrio entre atender a nuestras obligaciones y hacer pausas para descansar y recargar energías.
* * *
Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque Él cuida de ustedes.  1 Pedro 5:7 (NTV)

Para todo hay ocasión: hay tiempo para distenderse y tiempo para estar ocupado, tiempo para divertirse y tiempo para trabajar, tiempo para recibir y tiempo para dar, tiempo para comenzar y tiempo para concluir.  Jonathan Lockwood Huie (n. 1944)

No es el peso lo que nos derrumba, sino la manera en que lo llevamos.  Anónimo

La mayor parte del trabajo que se hace en el mundo no es obra de genios, sino de personas comunes y corrientes que llevan una vida equilibrada, que han aprendido a trabajar de manera extraordinaria.  Gordon Hinckley (1910–2008)

La felicidad no es cuestión de intensidad, sino de equilibrio, orden, ritmo y armonía.  Thomas Merton (1915–1968)

miércoles, 16 de julio de 2014

Incrementa tus esfuerzos

Incrementa tus esfuerzos

Palabras de Jesús

Toda vez que acuden a Mí, incremento sus esfuerzos y pueden obtener resultados óptimos. Conviene consultarme y pedirme consejo, por muy convencidos que estén de ir por buen camino. Acudir a Mí reporta beneficios espirituales que no ven y de los que no siempre son conscientes, pero que sin los cuales se progresa más lentamente.
*
La oración es uno de los métodos más prácticos y eficaces de accionar el poder espiritual en su vida. Mientras más aprovechan y emplean la oración, mejores resultados obtendrán en su vida y trabajo.
Conviene modificar la reacción natural al toparse con dificultades. En vez de pensar: «¿Qué podemos hacer?», deberían decir: «Oremos y pongamos en marcha el poder de Dios». Ello genera beneficios prácticos.
Las oraciones hechas con plena fe pueden ocasionar transformaciones. Mi Espíritu puede transformar pensamientos y situaciones y corregir problemas que no podrían resolver de otra manera, por mucho que lo intentaran. En algunos casos puede que encuentren soluciones por otros medios, pero ¿para qué esforzarse tratando de hacerlo por su cuenta cuando Mi Espíritu lo puede hacer por ustedes?
Pero se debe encontrar un equilibrio. Tampoco es cosa de decir: «No hagamos nada; limitémonos a orar para que Dios obre». A veces —de hecho, con frecuencia— hay algo que deseo que hagan. Así y todo, su primera acción debe ser invocar Mi Espíritu y poder para superar toda dificultad a la que se enfrenten.
La mayoría se inclina a pensar que, de tratarse de un problema sencillo o pequeño, pueden tomar cartas en el asunto y ocuparse de ello. No dicen de manera consciente que pueden obrar por su cuenta, sin Mí, pero eso es esencialmente lo que expresan, por haber cultivado la idea de que el poder más grande solo lo tienen que invocar para las dificultades mayores. Cuando surge una enorme dificultad y es obvio que no pueden encargarse de ella solos, entonces sí oran. En cambio, si adoptan el método de hacer de la oración su primer paso, tanto si se trata de algo fácil como difícil, les ayudará a establecer una saludable costumbre espiritual para su vida.
Aunque podrían prescindir de la oración al llevar a cabo numerosas labores, ¿por qué hacerlo solos cuando puedo asistirlos? A medida que cultiven el hábito de hacer de la oración su primer paso, verán que ustedes mismos no tienen que hacer mucho de lo que piensan que deben hacer; o por lo menos no les resultará tan urgente ni requerirá de tanta presión o esfuerzo como pensarían. Esa es una de las ventajas de la oración.
*
Cuanto más haya que hacer, más de Mi poder les hará falta. Les pido que continúen volviendo a Mí y confiando en Mí. Si, a pesar de sus esfuerzos, no logran llevar a cabo alguna tarea, confíen en que me ocuparé de lo que quedó inconcluso.
Bien sé que tienen muchísimo que hacer. Pero si me permiten trabajar con ustedes y obrar por medio suyo, podrán realizar las labores que sé que son más importantes, y confiarme a Mí el resto. También sé que, como dice el refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho, pero es mucho más fácil permitirme trabajar por medio suyo que tratar de hacerlo todo por su cuenta. Así que, permítanme ayudarles. 
*
Establece una conexión conmigo por medio de la alabanza. Llena tu corazón, tus pensamientos y tu boca de algún suceso, cosa o persona que suscita tu gratitud. Da gracias por la estupenda vida que te he concedido. Da gracias por las personas que he puesto a tu alrededor, a quienes puedes amar y de quienes recibes amor. Da gracias hasta por las cosas más pequeñas; así te pones en una onda positiva, lo cual te permite captar aún mejor Mis emisiones positivas.
Ábreme el corazón por medio de la alabanza y mantén tu corazón unido a Mí. Yo soy la luz, y en Mí no hay tinieblas[1]. Si te conectas conmigo, alumbraré tu corazón, tu mente y tu vida, de modo que no haya espacio para las tinieblas, las preocupaciones ni los pensamientos negativos que pueden echarte a perder el día hundiéndote en lo material y en lo prosaico. La alabanza es tu pasaje para volar.
*
No es necesario que conozcan Mi voluntad para cada situación o persona. Si simplemente me piden que los bendiga y ayude, Yo honraré sus oraciones.
Conozco toda la sucesión de acontecimientos. La oración, en la mayoría de ocasiones, inicia la acción y pone en marcha el mecanismo para que se cumpla Mi voluntad. Aunque desconozcan las consecuencias de Mi voluntad, sus oraciones servirán para cumplirla. Siempre respondo a la oración. Honro cada una de sus oraciones.
*
Clama a Mí y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.  Jeremías 33:3[2]
*
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.  Mateo 7:8[3]
*
Una ley de Mi Espíritu determina que tus oraciones sean eficaces. En efecto, mueven Mi mano y como resultado puedo obrar más fácilmente en la vida de aquellos por quienes oras.
La oración pone de manifiesto tu fe en Mí, tu fe en que daré las soluciones, te enseñaré el camino, obraré en la vida de las personas y, de ser necesario, hasta haré lo imposible. La oración también demuestra que dependes de Mí y que eres consciente de que me necesitas. Eso me complace grandemente.
Cuando oras, actúas en la dimensión de la fe, donde nacen los milagros. Tus oraciones son muy poderosas, aunque nadie más me pida lo que tú me pides. Y no hace falta que percibas con los sentidos ese poder; las sensaciones son lo de menos. El poder está en la oración.
Las oraciones siempre surten efecto. Cuando oras, ocurren ciertas cosas en el mundo espiritual que después repercuten en la Tierra. Puede que no siempre te dé lo que pides o esperas, pero contestaré de la forma que Yo sé que es mejor.

martes, 15 de julio de 2014

Aprender a convertir la adversidad en ganacia

Aprender a convertir la adversidad en ganancia

Cuando un ave vuela por el puro placer de volar, lo hace en el sentido en que va el viento. Cuando enfrenta un peligro, se da la vuelta y arremete contra la corriente para que esta la eleve más alto.  Corrie ten Boom

Cristo estuvo dispuesto a sufrir y a ser despreciado, ¿y tú, aun así te atreves a quejarte de algo?  Tomás de Kempis

Tener aguante no es algo que se limita a ser capaz de soportar circunstancias difíciles, sino a convertirlas en gloria.  William Barclay

Como hijo de Dios que soy, mi actitud ante el dolor y la dificultad no debería ser la de rogar que no me toque vivirlos, sino más bien la de pedirle a Dios que me proteja de tal manera que pueda seguir siendo lo que Él quería que fuera cuando me creó, o que me convierta en ello, a pesar de todos mis fuegos de sufrimiento.  Oswald Chambers

lunes, 14 de julio de 2014

Comienza bien tu dia

Comienza bien tu día



Procura acostumbrarte a orar un rato cada mañana, temprano, antes de comenzar tu jornada de trabajo, para pedirle a Jesús que te ayude, te guíe y te oriente. Apenas te despiertes, antes que nada, habla con Él. Escucha Sus instrucciones para ese día. Te sorprenderá la cantidad de problemas que Él te resuelve desde el primer momento si le prestas atención.
Lanzarte a hacer tus tareas sin detenerte a hablar con Jesús y escuchar Sus indicaciones es como si un músico decidiera dar un recital sin afinar su instrumento. Comienza el día leyendo la Palabra de Dios y orando. Lo primero de todo, sintoniza con Él.

No pienses que orar es engorroso o que no dispones de tiempo. Y si el día se presenta muy cargado, más motivos tienes para hacerlo y más rato debes dedicar a la oración. Verás que esos minutos que pases orando te ahorrarán después muchísimo trabajo. Si pespuntas la jornada con oración, es menos probable que se te descosa. ¡Así de sencillo es! 

viernes, 11 de julio de 2014

Se impuso la cortesia

SE IMPUSO LA CORTESÍA

Me encontraba de vacaciones en las islas Fiji, escalando una colina un
tanto resbaladiza, en compañía de una docena de nativos que habían
venido con una delegación del gobierno. Pisé mal y de pronto me
precipité hacia abajo, apoyado en el trasero.

Ninguno de los nativos se rió de mi desgracia, pero tampoco escuché
palabras de consuelo, algo que me ayudase sobreponerme a la vergüenza
que sentía. Sin embargo, tras unos momentos de consternación, se impuso
la cortesía y los doce robustos hombres, a una, se deslizaron cuesta
abajo de la misma manera.

Nunca olvidaré ese acto de solidaridad. No era lo que uno se podría
haber esperado. No obstante, fue una lección muy elocuente de que cuando
nos faltan las palabras adecuadas para determinada situación inesperada,
por lo menos podemos mostrarnos solidarios con nuestros actos.

Adaptado de un texto anónimo