Un microcosmos
Joyce Suttin
¡Ojalá
pudiera yo cambiar el mundo! ¡Ojalá pudiera hacer de él un lugar más limpio y
más bello! ¡Ojalá pudiera terminar con las guerras y la violencia! ¡Ojalá el
bien se extendiera por toda la Tierra! Estuve cavilando sobre eso durante mi
paseo matutino. Entonces me di cuenta de que, si bien no puedo cambiar el mundo
entero, puedo mejorar mi pequeño universo. No puedo transformar el corazón de
todas las personas, pero sí puedo influir en aquellas que caminan a
mi lado.
Puedo
crear un microcosmos sereno en un mundo de tempestades. Puedo hacer de mi hogar
un remanso de paz en medio de las tormentas. Puedo hacer cosas para que mi
entorno sea más bonito. Puede que Dios no me haya dado un mundo enorme que
cambiar, pero puedo transformar mi pequeño mundo buscando formas de llenarlo
del amor de Dios cada día.
"PAN DE VIDA PARA EL MUNDO" Es un ministerio Cristiano dirigido a cualquier persona que quiera conocer mas acerca de la PALABRA DE DIOS. Este alimento espiritual diario, es enviado a través de este Ministerio a cientos de personas alrededor del mundo, los temas que se tocan son de carácter positivo y de mucha utilidad para enfrentar los problemas con una perspectiva espiritual diferente. Nos gustaría oír tus comentarios sobre nuestra pagina.
jueves, 31 de julio de 2014
miércoles, 30 de julio de 2014
La ofensa
Es inevitable el que alguien te ofenda, no importa si eres la persona más dulce, simpática, amorosa o bondadosa.
El hecho es que siempre aparecerá alguien por allí diciendo de ti o diciéndote a ti palabras corrosivas que te caerán como una cachetada.
¿Pero y qué le hice yo? ¿Y por qué esta persona me trata así? Son las preguntas que te haces para tratar de entender tales ofensas.
Pero sabes, no siempre hay un motivo. A veces es simple envidia. A veces es antipatía.
Otras veces es que la maldad andaba buscando una víctima y Dios permitió, con un propósito noble, que fueses tú la escogida.
En fin, por el motivo que sea, la realidad es que cualquiera puede servirte en cualquier instante un buen plato de ofensas. Aunque ello no significa que estés obligado a comértelas.
¿Y eso qué quiere decir? Que si no puedes evitar ser ofendido, sí puedes evitar sentirte ofendido.
La gente puede decir lo que se le antoje, pero esa es sólo una opinión, no la del mundo entero, ni la tuya, ni la de Dios, que es la más importante.
Si alguien te dice: “Eres un tonto, un estúpido y una basura”.
Muy bien, esa es su opinión, y aunque no la compartas debes respetarla.
Y no por eso te vas a ir a los puños ni te echarás a llorar como una Cenicienta. Lo que debes hacer es asumir ese momento con sabiduría.
Y no se te ocurra bajar la mirada, por el contrario, sin ser desafiante ni sentirte humillado, mira con serenidad a tu ofensor y demuéstrale que ni te enojaste, ni te pusiste nervioso, ni se te aguaron los ojos.
Apresúrate luego a ponerle un freno a tu lengua, pues es rebelde, no se somete fácilmente y va a querer pronunciar estupideces peores que las que escuchaste.
Tu actitud sorprenderá a tu victimario, quien esperaba verte chocado emocionalmente.
Aprovecha su desconcierto y explícale con un mínimo de palabras que aunque respetas su opinión no la compartes.
Es de esta manera que decides que no te comerás la basura que te han servido.
Cuando ya estés a solas podrás desahogarte de manera inteligente y analizando fríamente las ofensas, por si diste algún motivo.
Y si descubres que sí diste el motivo, entonces, con entusiasmo, reconoce tu error, pide perdón y enmienda la falla.
El apóstol Pedro aconseja estar listos a presentar defensa con mansedumbre, respeto y buena conciencia. De esta forma el que habla mal de nosotros quedará avergonzado.
¡Oye! Si Dios permitió que alguien te ofendiera, tómalo con calma, pues aunque esté o no justificada dicha ofensa, ella te ayudará a templar tu carácter.
El hecho es que siempre aparecerá alguien por allí diciendo de ti o diciéndote a ti palabras corrosivas que te caerán como una cachetada.
¿Pero y qué le hice yo? ¿Y por qué esta persona me trata así? Son las preguntas que te haces para tratar de entender tales ofensas.
Pero sabes, no siempre hay un motivo. A veces es simple envidia. A veces es antipatía.
Otras veces es que la maldad andaba buscando una víctima y Dios permitió, con un propósito noble, que fueses tú la escogida.
En fin, por el motivo que sea, la realidad es que cualquiera puede servirte en cualquier instante un buen plato de ofensas. Aunque ello no significa que estés obligado a comértelas.
¿Y eso qué quiere decir? Que si no puedes evitar ser ofendido, sí puedes evitar sentirte ofendido.
La gente puede decir lo que se le antoje, pero esa es sólo una opinión, no la del mundo entero, ni la tuya, ni la de Dios, que es la más importante.
Si alguien te dice: “Eres un tonto, un estúpido y una basura”.
Muy bien, esa es su opinión, y aunque no la compartas debes respetarla.
Y no por eso te vas a ir a los puños ni te echarás a llorar como una Cenicienta. Lo que debes hacer es asumir ese momento con sabiduría.
Y no se te ocurra bajar la mirada, por el contrario, sin ser desafiante ni sentirte humillado, mira con serenidad a tu ofensor y demuéstrale que ni te enojaste, ni te pusiste nervioso, ni se te aguaron los ojos.
Apresúrate luego a ponerle un freno a tu lengua, pues es rebelde, no se somete fácilmente y va a querer pronunciar estupideces peores que las que escuchaste.
Tu actitud sorprenderá a tu victimario, quien esperaba verte chocado emocionalmente.
Aprovecha su desconcierto y explícale con un mínimo de palabras que aunque respetas su opinión no la compartes.
Es de esta manera que decides que no te comerás la basura que te han servido.
Cuando ya estés a solas podrás desahogarte de manera inteligente y analizando fríamente las ofensas, por si diste algún motivo.
Y si descubres que sí diste el motivo, entonces, con entusiasmo, reconoce tu error, pide perdón y enmienda la falla.
El apóstol Pedro aconseja estar listos a presentar defensa con mansedumbre, respeto y buena conciencia. De esta forma el que habla mal de nosotros quedará avergonzado.
¡Oye! Si Dios permitió que alguien te ofendiera, tómalo con calma, pues aunque esté o no justificada dicha ofensa, ella te ayudará a templar tu carácter.
viernes, 25 de julio de 2014
Por fe andamos
Por fe andamos
Pero sin fe es imposible agradar a Dios: porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan diligentemente. Así que la fe es por el oír y el oír, por la Palabra de Dios (Hebreos 11:6; Romanos 10:17).
A Dios le encanta que tengas fe. Te ama porque crees en lo que Él dice, simplemente porque Él lo dijo.
Uno de los principales intereses de Dios consiste en lograr que creas en lo que no se puede ver-
El entendimiento es la recompensa de la fe. Por lo tanto no trates de entender para creer; cree más bien, para poder entender. San Agustín (354-430 D .C.)
El que pierde dinero pierde mucho, el que pierde un amigo pierde más; pero el que pierde la fe lo ha perdido todo.
Tu fe, ¿mueve montañas?, o ¿las montañas mueven tu fe?
Uno recibe lo que pide, y lo que tiene la fe que recibirá.
Con fe siempre se agradece, pase lo que pase.
miércoles, 23 de julio de 2014
Eres creacion mia
Eres creación Mía
Palabras de Jesús
Te amo con amor intenso. Te amo tal como
eres. Te he hecho para ser una vasija en Mi mano, una vasija de Mi amor y de Mi
comprensión. No mires los dones que piensas que no tienes, sino
comprende que te he concedido dones de amor, comprensión y oración.
Con estos dones puedes lograr más que
con los otros dones que tal vez te parezcan necesarios. Pues el mayor de todos
es el amor, y la misericordia y la comprensión son sus compañeras.
Llénate de Mi amor. Confía en Mi amor.
Yo veo tu amor y contemplo tu belleza. Si Yo, que todo lo veo, te demuestro tan
gran amor, confía en que eres amado. Confía en que eres creación Mía, creada
para cumplir Mi propósito y voluntad. Acéptate tal como eres. Eres vasija de Mi
hechura, de Mi amor y de Mi voluntad.
Mi amor por ti es incondicional. Anhelo
manifestártelo en la medida en que me lo permitas.
Cuanto más de cerca me sigas, cuanta más
diligencia pongas en manifestar tu corazón cerca del Mío —amándome y
obedeciendo Mis Palabras—, más podré manifestar Mi amor en tu vida. Tengo un
gran deseo de manifestarte Mi amor. Ansío derramarlo a raudales para que te deleites
en él, te maravilles, te empapes de él y te llenes hasta rebosar. Así de grande
es Mi amor por ti.
No tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro. Hebreos 4:15-16
martes, 22 de julio de 2014
Bendiciones en las circunstancias actuales
Podemos pensar en ciertos
actos de adoración, como si al hacerlo escucháramos una voz que dice:
«Quítate los zapatos, pues el lugar en que estás es tierra santa». Sin
embargo, ¿dónde no está presente Dios? ¿A dónde iríamos que no fuera
tierra santa? Es posible que no se trate de una zarza en llamas, pero
Dios está allí como lo estaba cuando Moisés vio el símbolo de Su
presencia en el desierto. Creemos que hacemos una buena obra cuando
damos una clase de catequesis o escuela dominical. Sin embargo, ¿los
que llevan a cabo la obra de Dios hacen menos en los otros días de la
semana cuando dan clases a niños pequeños o a jóvenes en escuelas
públicas o colegios privados? Consideramos que el deber más sagrado es
sentarse en la mesa del Señor para la comunión. Sin embargo, ¿han
pensado que las comidas con nuestra familia también son algo sagrado,
poco menos sagrado que la comunión?
Cuando aprendamos esa
lección, la vida cristiana tendrá un verdadero sentido y gloria para
nosotros. Entonces, nada parecerá común. Jamás debemos pensar en
nuestra ocupación como algo inferior, pues el trabajo más humilde, si
es la voluntad de Dios para el momento, tendrá un esplendor celestial,
porque es lo que nuestro Maestro quiere que hagamos. Podemos
complacerlo igual de bien cuando vivimos con dulzura y hacemos nuestro
trabajo fielmente en un lugar humilde, entre la tentación, las
preocupaciones y el agotamiento, como lo hacemos cuando honramos a Dios
y lo adoramos en la comunión.
Pensamos que estamos en
este mundo para ocuparnos de asuntos específicos, para encargarnos de
determinados deberes profesionales, atender ciertos asuntos de la casa,
para ser carpinteros, picapedreros, pintores, profesores, amas de casa,
a todo eso lo llamamos nuestra vocación. Sin embargo, Dios piensa que
esas ocupaciones contribuyen a nuestro crecimiento y a que
tengamos un carácter noble y digno. Con Dios, una carpintería no es
únicamente un lugar donde se hacen cosas, es un lugar para formar el
carácter, donde se forjan los hombres. J. R. Miller[1]
*
«Los que menospreciaron el
día de las pequeñeces» (Zacarías 4:10).
El Señor dirigió esas
palabras a Su antiguo pueblo, poco después de su regreso de la
cautividad en Babilonia. En aquel entonces eran pocos, pobres, débiles
hasta el punto de ser consumidos por sus enemigos. A pesar de esas
circunstancias desalentadoras, casi de inmediato después de su regreso,
empezaron a poner los cimientos de un templo para alabar a Dios. […]
En todas las obras de
Dios, y en particular Sus obras de gracia —que no tienen efecto por
fuerza ni poder, sino por Su Espíritu—, por lo general hay un día de
las pequeñeces. […] En otras palabras, hay una temporada en que Su obra
parece muy pequeña y poco prometedora. Todo lo que hace falta para
convencerlos de la verdad de esa aseveración es hacer referencia a
algunas de las obras de Dios. […] El roble fue una bellota; los grandes
ríos tal vez empezaron en un riachuelo insignificante o en un
manantial; el filósofo, el guerrero, el estadista, el poeta, todos
fueron niños; la nación poderosa y civilizada fue en algún momento un
lugar lleno de salvajes. […]
En la iglesia del Antiguo
Testamento fue una época de pequeñeces cuando Abraham y su familia
fueron sus únicos feligreses. Fue un día de pequeñeces cuando todos los
miembros de la iglesia del Nuevo Testamento podían reunirse en un
cuarto pequeño y sentarse en una sola mesa. Y cada sección de esta
iglesia, donde sea que esté, sea cual sea su estado actual de
prosperidad, ha tenido su día de pequeñeces. En un día así la iglesia
de Jesucristo de Nueva Inglaterra, cuando todos sus miembros
desembarcaron de un solo barco, adoró en una playa vacía, sin santuario
y sin siquiera tener una morada donde refugiarse. Y probablemente no
hay una iglesia en este país que en algún momento no haya sido pequeña
y débil, y que no haya pasado por muchas dificultades. Comentarios
parecidos se pueden hacer con respecto a todas las sociedades y las
instituciones que han sido formadas para promover y difundir el
cristianismo.
También se pueden hacer
comentarios similares con respecto a la obra de gracia en el corazón de
la gente. Cada cristiano tiene su momento de gloria, pero
lamentablemente, el día de las pequeñeces es demasiado largo; hablo de
un día en que su amor, fe, esperanza, conocimiento, utilidad y consuelo
son pequeños. Por ejemplo, Nicodemo. Fue así cuando fue a ver a Jesús
una noche. Otro ejemplo es el de los doce discípulos. Fue un tiempo así
para ellos hasta después del día de Pentecostés. […]
No debemos despreciar el
día de las pequeñeces, porque es el comienzo del día de los grandes
logros. Así será, porque las pequeñeces son la obra de Dios; y en
cuanto a Dios, Su obra es perfecta, y lo que hace será para
siempre. Edward
Payson[2]
*
No es preciso que te
sientas capaz de hacer cosas que el Señor no espera que hagas. Basta
con que tengas fe para ser lo que Él quiere que seas y para desempeñar
la tarea que te tiene asignada, cualquiera que sea. No intentes ser lo
que no eres; pero tampoco creas la mentira de que no eres capaz de ser
la persona en la que Dios te puede convertir, o de realizar lo que Dios
quiere obrar por medio de ti. Él nunca nos pide que hagamos más de lo
que sabe que podemos hacer con Su ayuda.
Como las fichas del
tablero de ajedrez, cada uno tiene su puesto y su tarea que desempeñar
para el Señor. Cuando un jugador toma una pieza y la hace avanzar hasta
otra casilla, ésta no protesta ni trata de evitar que el jugador la
mueva, ¿cierto? De igual manera, nosotros estamos en las manos de Dios.
Estás en manos del gran maestro de ajedrez y Él te colocará donde le
parezca mejor. Limítate a confiar en el Señor para que se cumpla Su
voluntad.
Cuando se sigue a un guía
por un camino desconocido, hasta que se llega a un recodo o
bifurcación, él no le dice a uno por dónde hay que ir. Espera a que
llegue el momento en que uno deba saberlo. Lo mismo sucede con el
Señor: en la mayoría de los casos no es preciso que sepas al detalle lo
que vas a hacer mañana. Jesús dijo que no nos preocupáramos por el día
de mañana. A veces hay que trazar planes con antelación para algunas
cosas. Pero no tenemos que preocuparnos
por el día de mañana. Limítate a hacer lo que Dios sabe que puedes
hacer y lo que te ha pedido que hagas hoy, y prepárate para hacer lo
mismo mañana.
lunes, 21 de julio de 2014
Promesas Biblicas de curación
Promesas Bíblicas de curación
«Bendice, alma mía, al Señor, y no
olvides ninguno de Sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias».
Salmo 103:2,3
«Yo haré venir sanidad para ti, y
sanaré tus heridas, dice el Señor».
Jeremías 30:17
«La oración de fe salvará al
enfermo, y el Señor lo levantará».
Santiago 5:15
«Yo soy el Señor tu sanador».
Éxodo 15:26
«Oren unos por otros, para que
sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz».
Santiago 5:16 (NVI)
viernes, 18 de julio de 2014
Confiame tus caminos
Confíame tus caminos
Deléitate asimismo en el Señor y Él te
concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino, confía
en Él y Él hará. […] Guarda silencio ante el Señor y espera en Él. Salmo
37:4-5, 7
Cuando clamas a Mí, cuando me buscas,
cuando me presentas tus peticiones, Yo escucho. Atiendo a cada uno de tus
ruegos. Conozco los deseos y anhelos de tu corazón. Sé lo que buscas. Aún antes
que clames a Mí, conozco los pensamientos y las intenciones de tu corazón, y
los deseos que albergas en él.
En ocasiones, los deseos que albergas
entran en conflicto con lo que te he pedido que hagas. En esos momentos
conviene acudir a Mí para saber cuál es verdaderamente Mi voluntad. Hay
ocasiones en que tu deseo y Mi voluntad coinciden, pues se trata del deseo que
Yo te he dado. Pero hay otras en que el deseo de tu corazón no es otra
cosa que preferencias personales, y pueden entrar en conflicto con Mi voluntad.
A muchos se les presenta una encrucijada
en la vida: hacer caso de Mi llamado o guiarse por deseos personales. Es una
prueba, una decisión que se debe tomar. Siempre es mejor escoger Mi voluntad
suprema, pues es la fuente de Mis plenas bendiciones.
jueves, 17 de julio de 2014
Ansiedad y preocupacion
Hace poco un amigo me dijo: «Mi empresa anda bien, pero mis alergias
han empeorado más que nunca. Por lo visto, cuando me estreso se agravan.
¿No será que lo uno está relacionado con lo otro?»
Todos sabemos lo que es estar muy ocupados, pero Jesús nos dice: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma»1.
Para muchos que vivimos en ciudades, la palabra yugo tiene
poco significado. Aquí en Asia, sin embargo, con frecuencia suele verse a
hombres y mujeres llevando cargas pesadas al mercado. Lo hacen
utilizando un palo de madera que colocan sobre sus hombros, con una
cesta colgada de cada punta. La clave consiste en mantener un equilibrio
perfecto. Han llegado a dominar cierta forma rítmica de caminar a fin
de evitar que las cestas se balanceen demasiado hacia un costado o hacia
el otro.Todos sabemos lo que es estar muy ocupados, pero Jesús nos dice: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma»1.
Aunque Jesús sabía que su estadía en la Tierra sería breve, no se ponía frenético ni se atosigaba de trabajo cada día. Logró hacer mucho porque llevaba una vida equilibrada. Descansaba cuando se sentía agotado2, instaba a Sus discípulos a hacer lo mismo3 y también dedicaba tiempo a orar y escuchar a Su Padre4.
Nosotros también podemos llevar pesadas cargas si adoptamos un buen ritmo y mantenemos un equilibrio entre atender a nuestras obligaciones y hacer pausas para descansar y recargar energías.
* * *
Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque Él cuida de ustedes. 1 Pedro 5:7 (NTV)Para todo hay ocasión: hay tiempo para distenderse y tiempo para estar ocupado, tiempo para divertirse y tiempo para trabajar, tiempo para recibir y tiempo para dar, tiempo para comenzar y tiempo para concluir. Jonathan Lockwood Huie (n. 1944)
No es el peso lo que nos derrumba, sino la manera en que lo llevamos. Anónimo
La mayor parte del trabajo que se hace en el mundo no es obra de genios, sino de personas comunes y corrientes que llevan una vida equilibrada, que han aprendido a trabajar de manera extraordinaria. Gordon Hinckley (1910–2008)
La felicidad no es cuestión de intensidad, sino de equilibrio, orden, ritmo y armonía. Thomas Merton (1915–1968)
miércoles, 16 de julio de 2014
Incrementa tus esfuerzos
Incrementa tus esfuerzos
Palabras de Jesús
Toda vez que acuden a Mí,
incremento sus esfuerzos y pueden obtener resultados óptimos. Conviene
consultarme y pedirme consejo, por muy convencidos que estén de ir por
buen camino. Acudir a Mí reporta beneficios espirituales que no ven y
de los que no siempre son conscientes, pero que sin los cuales se
progresa más lentamente.
*
La oración es uno de los
métodos más prácticos y eficaces de accionar el poder espiritual en su
vida. Mientras más aprovechan y emplean la oración, mejores resultados
obtendrán en su vida y trabajo.
Conviene modificar la
reacción natural al toparse con dificultades. En vez de pensar: «¿Qué
podemos hacer?», deberían decir: «Oremos y pongamos en marcha el poder
de Dios». Ello genera beneficios prácticos.
Las oraciones hechas con
plena fe pueden ocasionar transformaciones. Mi Espíritu puede
transformar pensamientos y situaciones y corregir problemas que no
podrían resolver de otra manera, por mucho que lo intentaran. En
algunos casos puede que encuentren soluciones por otros medios, pero
¿para qué esforzarse tratando de hacerlo por su cuenta cuando Mi
Espíritu lo puede hacer por ustedes?
Pero se debe encontrar un
equilibrio. Tampoco es cosa de decir: «No hagamos nada; limitémonos a
orar para que Dios obre». A veces —de hecho, con frecuencia— hay algo
que deseo que hagan. Así y todo, su primera acción debe ser invocar Mi
Espíritu y poder para superar toda dificultad a la que se enfrenten.
La mayoría se inclina a
pensar que, de tratarse de un problema sencillo o pequeño, pueden tomar
cartas en el asunto y ocuparse de ello. No dicen de manera consciente
que pueden obrar por su cuenta, sin Mí, pero eso es esencialmente lo
que expresan, por haber cultivado la idea de que el poder más grande
solo lo tienen que invocar para las dificultades mayores. Cuando surge
una enorme dificultad y es obvio que no pueden encargarse de ella
solos, entonces sí oran. En cambio, si adoptan el método de hacer de la
oración su primer paso, tanto si se trata de algo fácil como difícil,
les ayudará a establecer una saludable costumbre espiritual para su
vida.
Aunque podrían prescindir
de la oración al llevar a cabo numerosas labores, ¿por qué hacerlo
solos cuando puedo asistirlos? A medida que cultiven el hábito de hacer
de la oración su primer paso, verán que ustedes mismos no tienen que
hacer mucho de lo que piensan que deben hacer; o por lo menos no les
resultará tan urgente ni requerirá de tanta presión o esfuerzo como
pensarían. Esa es una de las ventajas de la oración.
*
Cuanto más haya que hacer,
más de Mi poder les hará falta. Les pido que continúen volviendo a Mí y
confiando en Mí. Si, a pesar de sus esfuerzos, no logran llevar a cabo
alguna tarea, confíen en que me ocuparé de lo que quedó inconcluso.
Bien sé que tienen
muchísimo que hacer. Pero si me permiten trabajar con ustedes y obrar
por medio suyo, podrán realizar las labores que sé que son más
importantes, y confiarme a Mí el resto. También sé que, como dice el
refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho, pero es mucho más fácil
permitirme trabajar por medio suyo que tratar de hacerlo todo por su
cuenta. Así que, permítanme ayudarles.
*
Establece una conexión
conmigo por medio de la alabanza. Llena tu corazón, tus pensamientos y
tu boca de algún suceso, cosa o persona que suscita tu gratitud. Da
gracias por la estupenda vida que te he concedido. Da gracias por las
personas que he puesto a tu alrededor, a quienes puedes amar y de
quienes recibes amor. Da gracias hasta por las cosas más pequeñas; así
te pones en una onda positiva, lo cual te permite captar aún mejor Mis
emisiones positivas.
Ábreme el corazón por
medio de la alabanza y mantén tu corazón unido a Mí. Yo soy la luz, y
en Mí no hay tinieblas[1]. Si te conectas conmigo, alumbraré
tu corazón, tu mente y tu vida, de modo que no haya espacio para las
tinieblas, las preocupaciones ni los pensamientos negativos que pueden
echarte a perder el día hundiéndote en lo material y en lo prosaico. La
alabanza es tu pasaje para volar.
*
No es necesario que
conozcan Mi voluntad para cada situación o persona. Si simplemente me
piden que los bendiga y ayude, Yo honraré sus oraciones.
Conozco toda la sucesión
de acontecimientos. La oración, en la mayoría de ocasiones, inicia la
acción y pone en marcha el mecanismo para que se cumpla Mi voluntad.
Aunque desconozcan las consecuencias de Mi voluntad, sus oraciones
servirán para cumplirla. Siempre respondo a la oración. Honro cada una
de sus oraciones.
*
Clama a Mí y Yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Jeremías 33:3[2]
*
Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:8[3]
*
Una ley de Mi Espíritu
determina que tus oraciones sean eficaces. En efecto, mueven Mi mano y
como resultado puedo obrar más fácilmente en la vida de aquellos por
quienes oras.
La oración pone de
manifiesto tu fe en Mí, tu fe en que daré las soluciones, te enseñaré
el camino, obraré en la vida de las personas y, de ser necesario, hasta
haré lo imposible. La oración también demuestra que dependes de Mí y
que eres consciente de que me necesitas. Eso me complace grandemente.
Cuando oras, actúas en la
dimensión de la fe, donde nacen los milagros. Tus oraciones son muy
poderosas, aunque nadie más me pida lo que tú me pides. Y no hace falta
que percibas con los sentidos ese poder; las sensaciones son lo de
menos. El poder está en la oración.
Las oraciones siempre
surten efecto. Cuando oras, ocurren ciertas cosas en el mundo
espiritual que después repercuten en la Tierra. Puede que no siempre te
dé lo que pides o esperas, pero contestaré de la forma que Yo sé que es
mejor.
martes, 15 de julio de 2014
Aprender a convertir la adversidad en ganacia
Aprender a convertir la adversidad en
ganancia
Cuando un ave vuela por el puro placer
de volar, lo hace en el sentido en que va el viento. Cuando enfrenta un
peligro, se da la vuelta y arremete contra la corriente para que esta la eleve
más alto. Corrie ten Boom
Cristo estuvo dispuesto a sufrir y a ser
despreciado, ¿y tú, aun así te atreves a quejarte de algo? Tomás de
Kempis
Tener aguante no es algo que se limita a
ser capaz de soportar circunstancias difíciles, sino a convertirlas en gloria.
William Barclay
lunes, 14 de julio de 2014
Comienza bien tu dia
Comienza bien tu día
Procura acostumbrarte a orar un rato
cada mañana, temprano, antes de comenzar tu jornada de trabajo, para pedirle a
Jesús que te ayude, te guíe y te oriente. Apenas te despiertes, antes que nada,
habla con Él. Escucha Sus instrucciones para ese día. Te sorprenderá la
cantidad de problemas que Él te resuelve desde el primer momento si le prestas
atención.
Lanzarte a hacer tus tareas sin
detenerte a hablar con Jesús y escuchar Sus indicaciones es como si un músico
decidiera dar un recital sin afinar su instrumento. Comienza el día leyendo la
Palabra de Dios y orando. Lo primero de todo, sintoniza con Él.
viernes, 11 de julio de 2014
Se impuso la cortesia
SE IMPUSO LA CORTESÍA
Me encontraba de vacaciones en las islas Fiji, escalando una colina un
tanto resbaladiza, en compañía de una docena de nativos que habían
venido con una delegación del gobierno. Pisé mal y de pronto me
precipité hacia abajo, apoyado en el trasero.
Ninguno de los nativos se rió de mi desgracia, pero tampoco escuché
palabras de consuelo, algo que me ayudase sobreponerme a la vergüenza
que sentía. Sin embargo, tras unos momentos de consternación, se impuso
la cortesía y los doce robustos hombres, a una, se deslizaron cuesta
abajo de la misma manera.
Nunca olvidaré ese acto de solidaridad. No era lo que uno se podría
haber esperado. No obstante, fue una lección muy elocuente de que cuando
nos faltan las palabras adecuadas para determinada situación inesperada,
por lo menos podemos mostrarnos solidarios con nuestros actos.
Adaptado de un texto anónimo
Me encontraba de vacaciones en las islas Fiji, escalando una colina un
tanto resbaladiza, en compañía de una docena de nativos que habían
venido con una delegación del gobierno. Pisé mal y de pronto me
precipité hacia abajo, apoyado en el trasero.
Ninguno de los nativos se rió de mi desgracia, pero tampoco escuché
palabras de consuelo, algo que me ayudase sobreponerme a la vergüenza
que sentía. Sin embargo, tras unos momentos de consternación, se impuso
la cortesía y los doce robustos hombres, a una, se deslizaron cuesta
abajo de la misma manera.
Nunca olvidaré ese acto de solidaridad. No era lo que uno se podría
haber esperado. No obstante, fue una lección muy elocuente de que cuando
nos faltan las palabras adecuadas para determinada situación inesperada,
por lo menos podemos mostrarnos solidarios con nuestros actos.
Adaptado de un texto anónimo
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