miércoles, 16 de julio de 2014

Incrementa tus esfuerzos

Incrementa tus esfuerzos

Palabras de Jesús

Toda vez que acuden a Mí, incremento sus esfuerzos y pueden obtener resultados óptimos. Conviene consultarme y pedirme consejo, por muy convencidos que estén de ir por buen camino. Acudir a Mí reporta beneficios espirituales que no ven y de los que no siempre son conscientes, pero que sin los cuales se progresa más lentamente.
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La oración es uno de los métodos más prácticos y eficaces de accionar el poder espiritual en su vida. Mientras más aprovechan y emplean la oración, mejores resultados obtendrán en su vida y trabajo.
Conviene modificar la reacción natural al toparse con dificultades. En vez de pensar: «¿Qué podemos hacer?», deberían decir: «Oremos y pongamos en marcha el poder de Dios». Ello genera beneficios prácticos.
Las oraciones hechas con plena fe pueden ocasionar transformaciones. Mi Espíritu puede transformar pensamientos y situaciones y corregir problemas que no podrían resolver de otra manera, por mucho que lo intentaran. En algunos casos puede que encuentren soluciones por otros medios, pero ¿para qué esforzarse tratando de hacerlo por su cuenta cuando Mi Espíritu lo puede hacer por ustedes?
Pero se debe encontrar un equilibrio. Tampoco es cosa de decir: «No hagamos nada; limitémonos a orar para que Dios obre». A veces —de hecho, con frecuencia— hay algo que deseo que hagan. Así y todo, su primera acción debe ser invocar Mi Espíritu y poder para superar toda dificultad a la que se enfrenten.
La mayoría se inclina a pensar que, de tratarse de un problema sencillo o pequeño, pueden tomar cartas en el asunto y ocuparse de ello. No dicen de manera consciente que pueden obrar por su cuenta, sin Mí, pero eso es esencialmente lo que expresan, por haber cultivado la idea de que el poder más grande solo lo tienen que invocar para las dificultades mayores. Cuando surge una enorme dificultad y es obvio que no pueden encargarse de ella solos, entonces sí oran. En cambio, si adoptan el método de hacer de la oración su primer paso, tanto si se trata de algo fácil como difícil, les ayudará a establecer una saludable costumbre espiritual para su vida.
Aunque podrían prescindir de la oración al llevar a cabo numerosas labores, ¿por qué hacerlo solos cuando puedo asistirlos? A medida que cultiven el hábito de hacer de la oración su primer paso, verán que ustedes mismos no tienen que hacer mucho de lo que piensan que deben hacer; o por lo menos no les resultará tan urgente ni requerirá de tanta presión o esfuerzo como pensarían. Esa es una de las ventajas de la oración.
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Cuanto más haya que hacer, más de Mi poder les hará falta. Les pido que continúen volviendo a Mí y confiando en Mí. Si, a pesar de sus esfuerzos, no logran llevar a cabo alguna tarea, confíen en que me ocuparé de lo que quedó inconcluso.
Bien sé que tienen muchísimo que hacer. Pero si me permiten trabajar con ustedes y obrar por medio suyo, podrán realizar las labores que sé que son más importantes, y confiarme a Mí el resto. También sé que, como dice el refrán, del dicho al hecho hay mucho trecho, pero es mucho más fácil permitirme trabajar por medio suyo que tratar de hacerlo todo por su cuenta. Así que, permítanme ayudarles. 
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Establece una conexión conmigo por medio de la alabanza. Llena tu corazón, tus pensamientos y tu boca de algún suceso, cosa o persona que suscita tu gratitud. Da gracias por la estupenda vida que te he concedido. Da gracias por las personas que he puesto a tu alrededor, a quienes puedes amar y de quienes recibes amor. Da gracias hasta por las cosas más pequeñas; así te pones en una onda positiva, lo cual te permite captar aún mejor Mis emisiones positivas.
Ábreme el corazón por medio de la alabanza y mantén tu corazón unido a Mí. Yo soy la luz, y en Mí no hay tinieblas[1]. Si te conectas conmigo, alumbraré tu corazón, tu mente y tu vida, de modo que no haya espacio para las tinieblas, las preocupaciones ni los pensamientos negativos que pueden echarte a perder el día hundiéndote en lo material y en lo prosaico. La alabanza es tu pasaje para volar.
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No es necesario que conozcan Mi voluntad para cada situación o persona. Si simplemente me piden que los bendiga y ayude, Yo honraré sus oraciones.
Conozco toda la sucesión de acontecimientos. La oración, en la mayoría de ocasiones, inicia la acción y pone en marcha el mecanismo para que se cumpla Mi voluntad. Aunque desconozcan las consecuencias de Mi voluntad, sus oraciones servirán para cumplirla. Siempre respondo a la oración. Honro cada una de sus oraciones.
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Clama a Mí y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.  Jeremías 33:3[2]
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Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.  Mateo 7:8[3]
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Una ley de Mi Espíritu determina que tus oraciones sean eficaces. En efecto, mueven Mi mano y como resultado puedo obrar más fácilmente en la vida de aquellos por quienes oras.
La oración pone de manifiesto tu fe en Mí, tu fe en que daré las soluciones, te enseñaré el camino, obraré en la vida de las personas y, de ser necesario, hasta haré lo imposible. La oración también demuestra que dependes de Mí y que eres consciente de que me necesitas. Eso me complace grandemente.
Cuando oras, actúas en la dimensión de la fe, donde nacen los milagros. Tus oraciones son muy poderosas, aunque nadie más me pida lo que tú me pides. Y no hace falta que percibas con los sentidos ese poder; las sensaciones son lo de menos. El poder está en la oración.
Las oraciones siempre surten efecto. Cuando oras, ocurren ciertas cosas en el mundo espiritual que después repercuten en la Tierra. Puede que no siempre te dé lo que pides o esperas, pero contestaré de la forma que Yo sé que es mejor.

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