miércoles, 24 de agosto de 2016

Llevemos la luz

En 1989, Vaclav Havel pasó de ser prisionero político a convertirse en el primer presidente electo de Checoslovaquia. Años después, en su funeral en Praga, en 2011, la ex Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, nacida en Praga, lo describió como alguien que había «llevado la luz a sitios de profunda oscuridad».
Lo que Havel hizo generando luz en el ámbito político en lo que actualmente se conoce como República Checa, nuestro Señor Jesús lo hizo por el mundo entero. Él generó la luz cuando la creó a partir de la oscuridad en el amanecer de los tiempos (Juan 1:2-3; comp. Génesis 1:2-3). Más tarde, al nacer, trajo luz a la esfera espiritual. Jesucristo es la vida y la luz que la oscuridad no puede derrotar (Juan 1:5).
Juan el Bautista salió del desierto para dar testimonio de Jesús, la luz del mundo. Nosotros podemos hacer lo mismo hoy. En realidad, es lo que el Señor nos dijo que hiciéramos: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16).
En este mundo —donde lo bueno suele considerarse malo y lo malo bueno, y donde la verdad y el error se invierten—, la gente busca hacia dónde ir. Reflejemos la luz de Cristo en nuestro entorno.
— C. P. Hia

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