AÑO NUEVO, LOS COMIENZOS Y LOS FINALES
El mundo está lleno de comienzos y finales. Comenzamos el Año Nuevo con cierta medida de esperanza: otro año, otra oportunidad, un nuevo día. Sin embargo, llevamos con nosotros los mismos temores, los mismos anhelos, los mismos propósitos. Una réplica más cínica podría ser: ¿En realidad hay algo nuevo en un año que comienza?
Cuando el pasado o el presente parecen tan destrozados que da la impresión de que los fragmentos llegan muy lejos en el futuro, en muchos casos los nuevos días están más llenos de temor que de promesa. Recuerdo que en un tiempo yo podía ver el final de una situación difícil, pero no podía ver un comienzo que no estuviera afectado negativamente por el residuo del pasado. Me preguntaba con desconsuelo: «¿De verdad existe un nuevo día?» Una amiga me dijo lo siguiente y añadió que, en cambio, creyera esas palabras:
«No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es Su fidelidad; Sus misericordias son nuevas cada mañana. Me digo: “El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en Él!”».
Tomado de La Familia Internacional
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