viernes, 19 de mayo de 2017

"¡Por Sus llagas fuimos nosotros curados!" (Isaías 53:5)

"¡Por Sus llagas fuimos nosotros curados!" (Isaías 53:5)

     ¿Qué quiere decir eso de "por Sus llagas fuimos nosotros curados"? Que así como la sangre de Jesús fue vertida para la salvación de nuestros espíritus, Su cuerpo fue quebrado para la curación de nuestros cuerpos.
     No era preciso que Jesús sufriera corporalmente por nuestros pecados. Le bastaba con derramar Su sangre y morir por ellos. Pero para salvar nuestros cuerpos tuvo que ofrecer el Suyo. Su cuerpo sufrió y fue quebrado por nosotros de varias maneras: ¡la corona de espinas, los azotes, las llagas, el dolor y el sufrimiento, para poder, por intermedio de ello, expiar también nuestras enfermedades!
     ¿En qué consistió esa expiación? En un pago por adelantado. Jesús compró nuestras almas o espíritus con Su sangre y estamos salvados, pero también compró nuestros cuerpos con Su sufrimiento. ¡Así que, si estás enfermo y necesitas curarte, reclama la curación por fe, está a tu disposición!
     ¿Crees que Jesús sufrió por ti, no sólo por tus pecados, sino por tu cuerpo, por tus enfermedades, para que te curaras? ¡Si es así, puedes reclamar el milagroso poder curativo de Dios! ¡Está a tu disposición, no tienes más que pedirlo!

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