Hace poco me vino a la memoria el versículo: «Aguarda al Señor; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al Señor»1. Me llevó a meditar sobre lo prudente que es esperar a que Dios disipe la niebla en vez de precipitarnos a tomar decisiones cuando no distinguimos bien lo que hay delante. Con el tiempo las cosas empiezan a discurrir por su cauce y logramos ver el camino con mayor claridad.
Seguro que recuerdas alguna ocasión en que debías tomar una decisión y te sentías desorientado; pero seguiste orando, convencido de que el Señor no te fallaría, y cuando al cabo de un tiempo te indicó claramente el camino, te alegraste de haber esperado y confiado.
Esperar es un elemento importante de la vida de fe. No es fácil, pero constituye una parte integral del proceso por el que Dios nos instruye, nos enseña paciencia, forma nuestro carácter y nos acerca a Él. La próxima vez que estés en un compás de espera, anímate. Seguro que la niebla se disipará, ¡es lo que siempre ocurre!
* * *
Encomienda al Señor tu camino, confía en Él y Él hará. Salmo 37:5 (RVR 95)Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1
Si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Romanos 8:25
Después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.Hebreos 6:15 (NVI)
Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Hebreos 10:23 (NVI)
La prueba de vuestra fe produce paciencia. Santiago 1:3
Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia. Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia. Santiago 5:7,8 (NVI)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario