jueves, 31 de diciembre de 2015

Prepárense para vivir un maravilloso año nuevo al servicio del Señor

¡Prepárense para vivir un maravilloso Año Nuevo al servicio del Señor!

     ¡Demos gracias al Señor por ese maravilloso año que termina, pero también, Dios mediante, por un año nuevo aún mejor! Todavía nos queda mucho que hacer por el Señor, en nuevos campos, con nuevos métodos y nuevos medios, ¡y hasta con gente nueva! ¡Este año Dios obrará grandes maravillas, señales y milagros! ¡Prevemos cosas aún mayores! Jesús lo prometió: "Y obras aún mayores harán" (Juan 14:12). ¡Si nos aferramos al Señor, nos ayudará a salir adelante, a lograr victorias, a superar obstáculos y a cumplir este año con Sus propósitos!
     Te pedimos, Señor, que nos des un año nuevo todavía mejor que el anterior. Haz que podamos ayudar a otras personas a conocer la libertad y la alegría que nosotros hemos hallado al conocerte a Ti. Ayúdanos, Señor, al iniciar este nuevo año, a trabajar más que nunca, a sacrificarnos más y a hacer más por Ti. Danos la fortaleza necesaria para hacer lo que Tú nos pidas; condúcenos, guíanos y guárdanos en Tu voluntad, Señor. Danos un buen año, y sin importar lo que nos traiga, que lo vivamos plenamente para Ti. Ayúdanos a llegar a tantas almas como podamos antes que sea demasiado tarde, Señor. Lo pedimos para Tu gloria. ¡En el nombre de Jesús, amén! ¡Feliz Año Nuevo!

miércoles, 30 de diciembre de 2015

El guardián

EL GUARDIÁN

Un hombre se introdujo en la huerta de un vecino para robarle maíz.
Llevó consigo a su hijito para que hiciera de guardián y le avisara si
se aproximaba alguien. Antes de comenzar verificó que no hubiese nadie
en los alrededores. Miró a un lado y luego al otro. Al no ver a nadie se
disponía a llenar la bolsa que llevaba consigo, cuando de repente el
niño exclamó:
—¡Papá, te olvidaste de mirar en otra dirección!» Suponiendo que se
acercaba alguien guardó rápidamente la bolsa y le preguntó a su hijo en
voz baja:
—¿Dónde?
Éste le respondió:
—¡Te olvidaste de mirar hacia arriba!
Al padre le remordió la conciencia, tomó a su hijo de la mano y
emprendió el regreso a casa sin el maíz que había planeado robar.

martes, 29 de diciembre de 2015

Este año puede ser diferente

ESTE AÑO PUEDE SER DIFERENTE
Gabriel García Valdivieso
El año nuevo es mucho más que el inicio de un período de tiempo. Se le puede asignar un sentido más profundo. Para muchos es una oportunidad de volver a empezar en alguna faceta de su vida.
Quizá este empeño tenga algo que ver con ese calendario sin estrenar, salpicado de fotos o imágenes inéditas, o con ese diario o agenda que acabamos de inaugurar, cuyas páginas se nos presentan impecablemente blancas. O quizás el estímulo proviene de que millones de personas de todo el orbe —algunas estrechamente vinculadas a nosotros— se hacen nuevos propósitos para el año nuevo y se trazan metas más elevadas. Claro, no queremos quedarnos atrás ni ser menos. En fin, cualquiera que sea la fuerza que nos motive a reflexionar ante el año que comienza —una voz interior de alarma, un sacudón que haya sufrido nuestra conciencia colectiva o simplemente la presión social— lo cierto es que resulta eficaz... al menos por unos días. Todos ya sabemos lo que suele suceder después.
Este año, no obstante, puede ser diferente. En esta ocasión lo que te propongas para el año nuevo puede dar origen a magníficas transformaciones y avances, que no se diluyan a las pocas semanas. La clave está en que incluyas a Dios en tus planes y trabajes de la mano de Él. Si el incentivo que te mueve es complacer a Dios por encima de todo, puedes tener la certeza de que Él está más que dispuesto a ayudarte a efectuar los cambios que hagan falta. Mientras tanto, dado que te ama y quiere que seas feliz, también te concederá los demás deseos de tu corazón. ¡Lo ha prometido! (Salmo 37:4).

lunes, 28 de diciembre de 2015

Al cierre del año

El año llega a su fin. Podemos volver la vista atrás y recordar las ocasiones dichosas, las alegrías inesperadas, las buenas noticias que llegaron como aguas refrescantes para el alma sedienta1. También podemos respirar aliviados porque las tribulaciones de este año han tocado a su fin2. Entre esos momentos altos y bajos, hubo días comunes y corrientes en los que no pasó nada digno de mención.
Termina el año, se cierra el acta,
ya lo último ha quedado hecho y dicho.
Apenas permanece el recuerdo
de todas las alegrías, sinsabores y triunfos.
Y ahora, plena y claramente motivados,
afrontamos un año nuevo.
Robert Browning (1812–1889)
El año nuevo está por comenzar y sin duda vendrá salpicado de sucesos felices, satisfacciones, novedades interesantes, algunos pesares y muchos días anodinos. Si bien es posible que preveamos algunos acontecimientos importantes —un cambio de trabajo, una mudanza, la llegada de un bebé—, muchos aspectos de nuestro futuro nos están ocultos. Dice un sabio proverbio antiguo: «El velo que nos esconde el futuro lo teje un ángel de misericordia».
No veo ni un paso delante de mí al adentrarme en este año;
pero he dejado el pasado en manos de Dios, y Él misericordiosamente despejará el futuro,
y lo que a lo lejos parece oscuro quizá se ilumine a medida que me acerque.
Mary Gardiner Brainard (1837–1905)
¿Y qué hay del presente? Dios está con nosotros en este momento, tal como lo estuvo ayer y lo estará mañana. Terminemos el año reconociendo a Aquel que es el principio y el fin3 y estará siempre a nuestro lado: al comienzo, al final y a lo largo de todo el recorrido4.
Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en Tu presencia, y de dicha eterna a Tu derecha.  Salmo 16:11 (NVI)
Dios mío, te doy gracias por este año que se acaba, por las risas y las lágrimas, por el soplo del viento, por el sol y por la lluvia. Ayúdame a aceptar los retos del año entrante con la confianza de que me sacarás adelante conforme a Tus promesas.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Que puedes regalarme a mí que lo tengo todo

¿Qué puedes regalarme, a Mí, Rey de reyes y Señor de señores, que tengo Mi trono en el Cielo, y la Tierra por estrado?1 ¿Qué regalo puedes hacerme a Mí que lo tengo todo? ¿Qué podría hacerme falta? Pues obsequios que broten de tu corazón. Cualquier cosa que venga de tu corazón es un regalo que Yo aprecio enormemente.
He dotado a cada persona de una combinación única de dones, talentos y habilidades. Algunas son a simple vista habilidades naturales; por ejemplo, una mente aguda o inquisitiva, o la aptitud para realizar determinado tipo de trabajo. Algunos dones se manifiestan claramente en el plano físico, como el magnetismo personal. Otros a menudo pasan inadvertidos, pero en muchos casos pueden servirte aún más, como el don de la humildad, el del optimismo, el de la compasión y el de la abnegación. Luego está uno de los dones más importantes que hay: la capacidad de dar y recibir amor. De ese don, todos reciben al menos cierta medida. Deriva del hecho de que todos han sido creados a semejanza de Dios. Sean cuales sean los dones que has recibido, se complementan entre sí a fin de hacer de ti una persona de mucho valor a Mis ojos.
Te concedí todos esos dones para enriquecer tu vida y la de los demás. Mas de ti depende lo que hagas con ellos y hasta qué punto decidas aprovecharlos. Nada me pone más contento que ver que los empleas en beneficio de los demás y en aras de su felicidad. Cuando lo haces, sucede algo maravilloso: tus dotes y talentos aumentan, se multiplican, y el amor que te estimuló pasa de un corazón a otro hasta retornar a ti.
¿Qué puedes darme, pues, esta Navidad y a lo largo del próximo año? Emplea al máximo lo que tengas, las cualidades de las que te he dotado. Ese será el regalo perfecto para Mí.
Jesús


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Regalar la Navidad

Regalar la Navidad

Lilia Poters

Era Nochebuena. Estaba apurada para terminar el trabajo temprano y prepararme para la velada que iba a pasar con mi familia y mis amigos, cuando sonó el teléfono. Respondí con impaciencia: «Sí, dígame.» Al otro lado de la línea exclamó alguien alegremente y con acento:
—¡Feliz Navidad, Lilia!
—¿Cecilia? ¡Gracias por llamar! ¡Feliz Navidad! ¿Cómo te va?
Tras los acostumbrados saludos y frases triviales, explicó que estaba de guardia aquella noche en el hospital donde nos habíamos conocido. Como es la matrona más veterana allí y es soltera, le había tocado hacerse cargo del turno de noche en Nochebuena. Normalmente iba al sur a pasarla con su familia y asistía a la misa del gallo en el pueblo donde nació. Por el tono de su voz, me di cuenta de que se sentía muy desanimada.
Como yo había sido asistente voluntaria en partos naturales, entablé amistad con ella mientras asistía al alumbramiento de una compañera mía. Seguí en contacto y la visité en ocasiones para informarle de nuestras actividades y proporcionarle la compañía que obviamente necesitaba y apreciaba.
Cecilia nunca se casó, pero crió a los hijos de su hermano menor, que falleció en un accidente de automóvil hace unos veinte años. Los chicos crecieron y se fueron a vivir lejos, así que Cecilia se quedó sola.
Sentí el impulso de decirle que pasaría a verla un rato esa noche, a pesar de tener otros planes. Su voz sonó gratamente sorprendida, e incluso emocionada con lo que le dije. Me dijo que no me preocupara si no lograba ir a verla, ya que, al fin y al cabo era Nochebuena y una fecha tan señalada debía pasarla con mi familia.
Cuando colgué, me di cuenta que acababa de hacer una promesa a la que sería difícil faltar. Mientras proseguía con mi trabajo y los preparativos para esa noche, hablé con uno de mis compañeros sobre Cecilia y le pregunté si querría acompañarme a visitarla al hospital más tarde esa noche, aunque solo fuera por media hora. Su no muy entusiasta respuesta me motivó a preguntarme si convendría que la llamara para explicarle que no podría ir. A fin de cuentas, Cecilia había dicho que no me molestara si era demasiado inconveniente...
Todos llegaron y temporalmente me olvidé de Cecilia, mientras disfrutábamos de la compañía mutua, cantábamos villancicos, tomábamos una taza de chocolate caliente y nos comíamos las galletas que habían preparado los niños. Era casi medianoche, cuando de repente me acordé de mi promesa a Cecilia. Un villancico cuya letra decía que Jesús había bajado del Cielo por amor me hizo sentir vergüenza de no dar más prioridad a ausentarme de mi pequeño cielo para ir a alegrar a Cecilia, que estaba sola.
Rápidamente llené un termo de chocolate caliente, envolví en una servilleta roja con motivos navideños unas galletas preparadas en casa, e imprimí unos relatos alentadores de Navidad. Preparé una tarjeta con un mensaje de amor y aprecio por la atención diligente de Cecilia a nuestros voluntarios y a todas las mujeres que dan a luz en su hospital. Lo puse todo en una bolsa de plástico, y tomé una vela decorativa para regalársela y una caja de fósforos para encenderla. A mi colega se le contagió la inspiración del momento, y resolvió acompañarme después de todo. Partimos poco después de la medianoche.
El hospital estaba en silencio y casi desierto. La enfermería de la sala de partos se encontraba a oscuras. Pensé: «Esta noche no hay partos. ¿Estará ya dormida?» Sin hacer mucho ruido, toqué a la puerta.
—¿Quién es?
—Cecilia, ¡soy Lilia!
Luego de unos instantes de silencio, la puerta corrediza se abrió de golpe, y Cecilia salió apresuradamente con los brazos abiertos y el rostro radiante. Nos abrazó, y exclamó con lágrimas en los ojos:
—¡Sabía que vendrías! ¡Lo sabía!
Me esforcé por no llorar, y en silencio di gracias a Dios por haber hecho caso de Su insinuación para ir a visitarla.
—Cecilia —le dije—, necesito unas tazas, porque traje chocolate caliente. ¡Celebremos juntas la Navidad!
—Vuelvo enseguida —contestó, mientras salía a toda prisa. Mi colega y yo apagamos las luces y encendimos la vela en una pequeña sala de espera junto a la enfermería. Cuando volvió, la grata sorpresa y la gratitud que se le reflejaban en el rostro bastaron para confirmarnos que aquella noche se sentía muy sola.
Nos sentamos, tomamos chocolate caliente y disfrutamos de las galletas. Conversamos, reímos, e incluso intentamos cantar villancicos juntos. Cecilia no dejaba de exclamar que jamás olvidaría esa Navidad, y que había sido la mejor de su vida.
Bastante después de la una de la mañana, preguntamos si podíamos orar por ella antes de partir. Casi no habíamos terminado nuestras breves palabras de alabanza y bendición, cuando alzó las manos para dirigirse a Dios, y con gran sinceridad le expresó su gratitud por habernos enviado. Siguió orando sin parar mientras le rodaba una lágrima por la mejilla. No entendimos todo lo que dijo, pues se expresó en su idioma materno, pero nos dimos cuenta de la huella tan profunda que había dejado el pequeño gesto de amor que tuvimos esa noche.

Dec 16, 2015 12:11 pm

martes, 22 de diciembre de 2015

Regalos que perduran

REGALOS QUE PERDURAN…
Como casi todo el mundo, tienes la agenda llena para el mes de diciembre… compras, regalos, fiestas, planes, preparativos, cocinar, limpiar, recibir invitados, hacer visitas. Pero detente un momento a meditar. ¿Por qué hago todo esto? ¿A quién trato de complacer? ¿O de impresionar?
Estas fiestas deben ser una celebración del amor más puro, sencillo y completo de todos: el de un Padre celestial que envió a Su Hijo para que viviera entre nosotros y nos enseñara a amar, mejorar nuestra vida y vivir más felices. Él eliminó la necesidad de reglas y ritos complejos y nos enseñó que no teníamos que ser perfectos, hacerlo todo bien y vivir conforme a expectativas poco realistas. Que para complacerlo y encontrar la felicidad bastaba con amarlos a Él y al prójimo.
¿Por qué este año no intentas algo diferente y buscas la sencillez en tu celebración de la Navidad? Quítate de encima un poco de esa acumulación innecesaria de actividades y gastos. Déjate tiempo para concentrarte en las cosas que tendrán un significado duradero para ti y para los demás: pasa tiempo con las personas a las que quieres; entrega regalos que no solo demuestren buen gusto, sino que te preocupas e interesas por la persona; busca a alguien que no haya sido tan bendecido como tú y acércate a darle algo que necesite

lunes, 21 de diciembre de 2015

El verdadero significado de la Navidad

Hace varias Navidades estaba yo en la puerta de un moderno centro comercial admirando un precioso pesebre que exhibían en una vitrina cuando pasaron presurosas una madre y su hijita. Al ver el atractivo nacimiento, la niñita tomó de la mano a su madre y exclamó:
—¡Mamá, mamá! ¡Quiero mirar a Jesús!
Pero la madre, agobiada, le respondió que aún no habían hecho ni la mitad de las compras y que no tenían tiempo para detenerse. Se alejó, pues, llevando a rastras a su hijita, que quedó visiblemente decepcionada.
Las palabras de aquella niña me resonaron en los oídos durante mucho tiempo. «¡Quiero mirar a Jesús!» Pensé en todo el ajetreo que había vivido en aquella Navidad, época en que nuestro ya vertiginoso ritmo de vida se acelera aún más en medio de la vorágine de las compras. ¿Cuántos minutos había pasado comprando, preparando adornos y cocinando en los días previos a la Nochebuena? Y por otra parte, ¿cuántos había dedicado a Aquel cuyo nacimiento y vida constituyen el auténtico significado de esta fecha?
Jesús está siempre cercano a nosotros. Él «está a mi diestra», y es «más unido que un hermano» (Salmo 16:8; Proverbios 18:24). En cualquier momento podemos hablar con Él. Su nacimiento es la esencia de la Pascua. Los obsequios que nos hace —paz, amor y alegría de corazón— constituyen la magia sustancial de la Navidad. Con los brazos extendidos nos ofrece esos presentes diciéndonos: «Venid a Mí. Yo os haré descansar. Aprended de Mí, y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11:28-30). Sin embargo, nunca accederemos a esos regalos si sólo pensamos en abrirnos paso a empellones, listas de compras y quehaceres en mano, demasiado ocupados para detenernos y advertir siquiera que Él se encuentra ahí mismo.
Reza un viejo refrán: «En noche tormentosa no cae rocío». Asimismo, difícilmente experimentaremos el solaz y el gozo de la proximidad a Jesús si estamos embarcados en una frenética carrera para lograr esto y lo otro. El rocío del Cielo y las bendiciones de la Navidad recalan pacíficamente en nuestro corazón cuando nos detenemos un momento y, guardando silencio, pensamos en Él. En efecto, prescindir de Él es desaprovechar la única alegría auténtica y duradera y el único amor perfecto que podemos hacer nuestro en esta vida y compartir para siempre.
¿Por qué no hacer un alto y disfrutar —realmente disfrutar— de la esencia de la Navidad? Reduzcamos nuestras listas de quehaceres. Disfrutemos de la belleza. La Navidad entraña muchas cosas maravillosas y muchos aspectos encantadores. Sería lamentable perdérnoslo todo por andar envolviendo esto y aquello, corriendo a conseguir un último detalle, cocinando tal y cual plato y enfrascándonos en cantidad de preparativos para el festín. Es decir, por abarrotar la Navidad de tantas cosas innecesarias. Mejor es detenernos a saborear las cosas que importan en la vida en lugar de precipitarnos hacia la Navidad con tal furia que al llegar por fin el Año Nuevo suspiremos con alivio: «¡Sobreviví a las fiestas!»
Jesús vino para bendecir nuestra vida. Por eso celebramos la Navidad. Él dijo que había venido para que tuviéramos vida y para que la tuviéramos en abundancia (Juan 10:10). El apóstol Pablo añade: «Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos 5:1). La paz y la vida en toda su plenitud no tienen por qué sernos esquivas. Están a nuestra entera disposición estas Navidades: basta que con demos un espacio a Jesús en nuestra alma y en nuestra realidad cotidiana.
Permíteme pasar unos minutos con Jesús. Él es el alma misma de la Navidad. Quiero que la celebración de Su nacimiento me conmueva de formas nuevas este año. Quiero descubrir los regalos que Él me concedió hace tanto tiempo. Quiero participar más íntimamente de la Navidad, asemejándome más a Él. Quiero parar un ratito para mirar a Jesús.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Mente positiva

UNA MENTALIDAD POSITIVA
A través del lente del optimismo, veremos un mundo de posibilidades.
Adopta una mentalidad positiva. Ya hay demasiada gente imbuida de un concepto pesimista de la vida.
Una mentalidad pesimista carcome como el cáncer. Extírpala rechazando todo pensamiento negativo.
Dios pasa por alto nuestros rasgos negativos. Hagamos lo mismo nosotros con los demás.
Ten una actitud positiva; es saludable.
Existen esencialmente dos clases de personas. Podemos ser de las que difunden alegría y felicidad cuando llegan, o de las que generan lo mismo cuando se van.
El optimismo no consiste en cegarse a los problemas, sino en creer siempre que tienen solución.
Todos experimentamos hastío de vez en cuando. Pero si tomamos los prismáticos de la fe y el optimismo, tras los nubarrones de la monotonía vislumbraremos los misterios de la vida, tan innumerables como las estrellas.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Lo más importante en Navidad

Si adorno mi casa a la perfección con cintas de raso, guirnaldas de luces y brillantes esferas, pero no manifiesto amor, no soy sino una decoradora.
Si me esclavizo en la cocina, horneo docenas de galletas navideñas, preparo cenas gourmet y las sirvo en mesas exquisitamente dispuestas, pero no manifiesto amor, no soy sino una cocinera.
Si me ofrezco de voluntaria para servir en comedores solidarios, canto villancicos en hogares de ancianos y doy todo lo que tengo para obras de caridad, pero no manifiesto amor, de nada me sirve.
Si arreglo el árbol con ángeles resplandecientes y copos de nieve tejidos a crochet, asisto a innumerables celebraciones y participo en la cantata de la iglesia, pero no pienso en Cristo, olvido lo principal.
El amor deja de cocinar para abrazar a un hijo. El amor deja de lado la decoración para besar al esposo. El amor es bondadoso, aunque esté abrumado y cansado. El amor no envidia la casa del vecino o pariente donde se sirve la cena navideña en platos de porcelana fina sobre manteles bordados.
El amor no grita a los niños para que dejen de estorbar; más bien agradece que estén ahí, por más que impidan el paso. El amor no da solo a quienes tienen medios para devolver el favor, sino que se alegra de ser generoso con los desfavorecidos.
El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. El amor nunca decae. Los teléfonos inteligentes se rompen, los juguetes se olvidan, las bufandas y sombreros se pierden, la nueva computadora quedará desfasada; pero el don del amor perdurará.
*
Compartir, conversar, contar historias, hacer un repaso de las experiencias del año que está terminando y, lo más importante, recordar el origen de esta fiesta son parte de las cosas que un abuelo puede regalar. Con los años lo que los niños recordarán no serán los regalos, sino el cariño, la emoción y el espíritu con que vivieron esta celebración.  Cristián M. González

Regala tus risas.
Regala comprensión
que dura largo tiempo.
Regala una canción.
Di: «¡Jesús lo entiende!»
a un sombrío vecino.
Envía, aunque esté lejos,
una carta a un amigo.
Lava tú los platos.
Regala unas flores
con un libro que prestes.
Haz muchos favores.
Siembra alegría.
Desempolva el cuarto.
¡Ofrece una oración
al que está triste y harto!
Da de lo que tienes.
Regala esperanza.
Haz crecer la fe
del que a tientas avanza
despacio entre las sombras.
Conforta tú a la gente
que anda perdida y sola.
Entrégate SIEMPRE.
Margaret Sangster (1838–1912)

martes, 15 de diciembre de 2015

TU MENTE ES COMO UN JARDÍN
Tu mente es como un jardín. Cuídala bien cultivando pensamientos positivos, alentadores y edificantes a lo largo del día.
Concentrémonos en perfeccionar no lo carnal, sino lo espiritual. Las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Así como el árbol alza las ramas al cielo, levantemos continuamente las manos en alabanza a nuestro Hacedor mientras nuestro espíritu brinda fresca sombra de aliento a quienes nos rodean.
Cada día nuestra mente adquiere nuevos conocimientos; no nos olvidemos de apacentar también nuestro espíritu con la verdad.
Somos esclavos de lo que permitimos que nos domine.
La ambición puede constituirse en siervo o amo. La clave está en saber cuál de esos dos papeles desempeña en tu vida.
Permitir que las presiones condicionen tu vida y te roben la posibilidad de disfrutar de ella es como dejar que tu peor enemigo elabore tu calendario de trabajo y te prohíba que disfrutes de tu familia y amigos.

lunes, 14 de diciembre de 2015

El ejemplo educa

EL EJEMPLO EDUCA

Era fin de semana y Enrique estaba feliz ya que podía pasar tiempo con
sus hijos. Decidieron irse al circo. El padre se acercó a la señorita
que atendía en la ventanilla y la preguntó el valor de la entrada. La
joven respondió:
-Tres dólares para usted y tres dólares para los niños mayores de siete
años. Si tienen seis años o menos entran gratis. ¿Qué edad tienen?
-El menor tiene tres y el mayor siete, o sea que le debo seis dólares
por dos entradas -aclaró Enrique.
La señorita de la ventanilla se asombró:
-Eh, Señor, -preguntó-, ¿acaba de ganar la lotería o algo parecido? Pudo
haberse ahorrado tres dólares. Si me hubiera dicho que el mayor tenía
seis, no me habría dado cuenta.
Enrique respondió:
-Es posible, ¡pero mis hijos sí se hubieran dado cuenta!

Si queremos que nuestros hijos crezcan rectos asegurémonos que nuestro
ejemplo les guíe por el buen camino.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Alivio para el stress

ALIVIOS PARA EL ESTRÉS
La risa es el único medicamento capaz de hacernos ver los problemas objetivamente, relajarnos la musculatura, transmitir serenidad a quienes nos rodean y ayudarnos a disfrutar de la vida aun cuando no tengamos todo lo que nos gustaría.
El estrés y las presiones son malas hierbas. Arráncalos y planta en su lugar el amor y la paz de Dios.
Dios nos da Su paz una vez que depositamos en Él nuestra confianza.
No te atiborres la cabeza de preocupaciones; quedará menos espacio para lo que realmente vale.
Es fácil tener calma cuando todo va de maravilla. En cambio, cuando las tempestades de la vida se abaten a nuestro alrededor es más difícil. Sin embargo, Dios puede darte paz en medio de la tormenta, esa perfecta tranquilidad que sentimos cuando recordamos que Él es dueño de la situación.
Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera. (Isaías 26:3)

jueves, 10 de diciembre de 2015

Comienza bien el día

Comienza bien el día: ¡consulta a Jesús!
Haz la prueba: tómate todos los días un rato de oración temprano en la mañana. Antes de iniciar la jornada de trabajo, pídele ayuda a Jesús. Ni bien te despiertes, antes de hacer ninguna otra cosa, habla con Él. Escucha las instrucciones que te quiera dar para ese día. Te sorprenderá la cantidad de complicaciones que resolverá o que te evitará antes de que comience siquiera la jornada, si tan sólo le prestas atención.
Zambullirte en todos los problemas, las dificultades y el trajín cotidiano sin detenerte a hablar con Él y escuchar Sus indicaciones es como si un músico decidiera dar un recital antes de afinar su instrumento. Comienza el día leyendo la Palabra de Dios y orando. Antes que nada, ponte en armonía con Él.
Aparta de tus pensamientos la idea de que orar es algo engorroso o de que no dispones de tiempo. Cuanto más intensa se presente la jornada, más motivos tienes para orar, y por más tiempo deberías hacerlo. Verás que esos minutos de más que dediques a la oración te ahorrarán después muchísimo trabajo. Si pespuntas la jornada con oración, es menos probable que se te descosa. Así de sencillo es.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¡Que empiece la navidad!

¡QUE EMPIECE LA NAVIDAD!
Mi idea de Navidad, ya sea que la consideren pasada de moda o moderna, es muy simple: amar a los demás. Y, dicho sea de paso, ¿por qué tenemos que esperar a Navidad para hacerlo?  Bob Hope
La paz por fin reinará
cuando vivamos cada día
como si fuese Navidad.  Helen Steiner Rice

La Navidad no es una fecha del calendario, es un estado mental.  Mary Ellen Chase
Cristo nació en el primer siglo, sin embargo pertenece a todos los siglos. Nació judío, sin embargo pertenece a todas las razas. Nació en Belén, sin embargo pertenece a todos los países.  George W. Truett
Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré guardarla todo el año.  Charles Dickens
Al parecer, no solo en Navidad,
aquello que compartes
a lo largo del año,
¡te sigue a todas partes!  John Greenleaf Whittier

Jesús fue el regalo de Dios para la humanidad, no solo para Navidad sino para cada día del año —para toda la vida, en realidad—  e incluso para la eternidad, y para cada necesidad que vayas a tener jamás.  María Fontaine
Cuando Cristo vino a este mundo, no vino para alegrarnos el mes de diciembre sino para transformar nuestra vida por entero.  Rich Miller
Recuerda, si no eres capaz de encontrar la Navidad en tu corazón, tampoco la hallarás a los pies del árbol. Charlotte Carpenter
El árbol de hoja perenne simboliza a Jesús, que vive inconmoviblemente en mi corazón. No muere en el invierno de mis dificultades, sino que siempre me acompaña.  Amanda White

lunes, 7 de diciembre de 2015

Se felíz con lo que tienes

ALÉGRATE POR LO QUE TIENES
Sal a tomar el aire por cinco o diez minutos. Respira profundamente. Aprecia todo lo que tienes. Mejorará tu perspectiva de las cosas.
Renueva tu energía interior. Simplemente dedica unos momentos cada día a reflexionar sobre la belleza y perfección de lo que ha creado Dios.
Siempre hay algo por lo cual sentirse agradecido.
De vez en cuando tómate un rato para contemplar un amanecer o una puesta de sol. Verás y sentirás el poder y la majestad del gran Creador.
Si necesitas un salvavidas, no te quejes por la forma en que te lo entreguen.
Las bendiciones caen en corazones agradecidos, y se apartan de quienes se quejan de que nunca obtienen suficientes.
Alégrate por lo que tienes en lugar de andar apesadumbrado por lo que te falta.

jueves, 3 de diciembre de 2015

La amistad es un compromiso bilateral

LA AMISTAD ES UN COMPROMISO BILATERAL
Quien quiera amigos ha de mostrarse amigo.
La amistad es el obsequio más valioso que puede hacerse.
La amistad es un compromiso bilateral. Ambas partes deben aportar además de recibir.
Un sabio te puede indicar el camino; pero si además es una gran persona, te acompañará.
El amor y la amistad son obsequios que reciben con frecuencia quienes se olvidan de sí mismos y se brindan a los demás.
Una amistad profunda es como un arco iris. Cuando se combinan en justa medida la felicidad y las lágrimas, el resultado es un puente de colores que une dos corazones.
Si manifiestas fe y confianza en alguien que se siente marginado, te ganarás un amigo leal que a su vez tendrá fe y confianza en ti.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Receta para la alegría

RECETA PARA LA ALEGRÍA
Antes de empezar, póngase un delantal de tela bien resiliente, como los que usaban las abuelas, para no mancharse con gotas de amargura y de sinsabores. En un receptáculo de cerámica dura, a prueba de golpes y fuegos desanimantes, mezcle:
– Dos cucharadas rebosantes de gratitud
– Una cucharada y media de contentamiento
– Un abundante chorrito de generosidad
– Tres gotas de jarabe concentrado de optimismo
– Una rodaja de sonrisa bien radiante
– Un granito de fe
– Una copita de elíxir Aleluya

Salpimentar con una dosis magnánima de buen humor.
Revolver todo con entusiasmo y servir en una mesa bien amplia y jovial donde quepan todos sus seres queridos.
Gabriel García V.

martes, 1 de diciembre de 2015

¡No te amargues!

NO TE AMARGUES

Las experiencias amargas no tienen por qué amargarnos.

No debemos tener miedo a las lágrimas. Nos enternecen, nos lavan los ojos y nos hacen ver las cosas con más claridad.

Los bellos colores del arco iris son visibles gracias al prisma de la lluvia.

La vida es una combinación de éxitos y fracasos, ambos necesarios.

Sigue luchando cuando te den más duro,
¡y nunca jamás te rindas, ni en el peor apuro!

Si tienes el corazón hecho pedazos, entrégaselo a Dios, que Él lo reparará.

Cuando algo vaya mal, puedes rendirte, o bien dejar que el infortunio haga de ti una persona más cabal.

Las adversidades nos retuercen y nos zarandean, como hace una lavadora con la ropa. Pero al final salimos relucientes, mejores que antes.