Comienza bien el día: ¡consulta a Jesús!
Haz la prueba: tómate todos los días un rato de oración temprano
en la mañana. Antes de iniciar la jornada de trabajo, pídele ayuda a Jesús. Ni
bien te despiertes, antes de hacer ninguna otra cosa, habla con Él. Escucha las
instrucciones que te quiera dar para ese día. Te sorprenderá la cantidad de
complicaciones que resolverá o que te evitará antes de que comience siquiera la
jornada, si tan sólo le prestas atención.
Zambullirte en todos los problemas, las dificultades y el trajín
cotidiano sin detenerte a hablar con Él y escuchar Sus indicaciones es como si
un músico decidiera dar un recital antes de afinar su instrumento. Comienza el
día leyendo la Palabra de Dios y orando. Antes que nada, ponte en armonía con
Él.
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