jueves, 10 de diciembre de 2015

Comienza bien el día

Comienza bien el día: ¡consulta a Jesús!
Haz la prueba: tómate todos los días un rato de oración temprano en la mañana. Antes de iniciar la jornada de trabajo, pídele ayuda a Jesús. Ni bien te despiertes, antes de hacer ninguna otra cosa, habla con Él. Escucha las instrucciones que te quiera dar para ese día. Te sorprenderá la cantidad de complicaciones que resolverá o que te evitará antes de que comience siquiera la jornada, si tan sólo le prestas atención.
Zambullirte en todos los problemas, las dificultades y el trajín cotidiano sin detenerte a hablar con Él y escuchar Sus indicaciones es como si un músico decidiera dar un recital antes de afinar su instrumento. Comienza el día leyendo la Palabra de Dios y orando. Antes que nada, ponte en armonía con Él.
Aparta de tus pensamientos la idea de que orar es algo engorroso o de que no dispones de tiempo. Cuanto más intensa se presente la jornada, más motivos tienes para orar, y por más tiempo deberías hacerlo. Verás que esos minutos de más que dediques a la oración te ahorrarán después muchísimo trabajo. Si pespuntas la jornada con oración, es menos probable que se te descosa. Así de sencillo es.

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