Tienes que aceptar la realidad del fracaso

Tienes que Aceptar la Realidad del Fracaso Por Rick Warren “No hay ningún ser humano perfecto ni que nunca haya pecado.” (Eclesiastés 7:20 PDT) En los Estados Unidos el fracaso es casi un pecado imperdonable. Nosotros idealizamos el éxito. Pero esta clase de presión crea un gran estrés en la gente. El miedo al fracaso tiene diferentes facetas. Te puede llevar a ser indeciso, adicto al trabajo, perfeccionista y aferrarte a la seguridad. Por el miedo al fracaso, evitamos todo tipo de riesgos. Para muchos de nosotros, el miedo al fracaso es como un puño de hierro en nuestros corazones. Incluso algunas de las mejores y más brillantes personas en el mundo son afectadas por el temor al fracaso. Es por esto que insisto a que interiorices este simple mensaje: Todos cometemos errores, esto no es solamente “tu problema” esto es un problema humano. La Biblia dice, ““No hay ningún ser humano perfecto ni que nunca haya pecado.” (Eclesiastés 7:20) No solamente has cometido errores en el pasado, también los cometerás en el futuro, Te lo garantizo. Incluso jugando a lo seguro y el rehusarte a tomar riesgos también es un error. Como pastor he escuchado a la gente preguntarme todo el tiempo,  ¿Qué tal si fracaso?  Quisiera preguntarles yo a ellos, ¿Qué quieres decir con eso? Tú ya has fracasado muchas, muchas veces en la vida, al igual que yo, eres un fracaso en algunas áreas de tu vida en estos momentos. Y fracasarás aún más en el futuro. Incluso las súper luminarias tropiezan. Los mejores jugadores de baloncesto de la NBA solamente dan mitad de sus tiros. Los mejores bateadores de las grandes Ligas de Baseball saldrán dos de cada tres al bate. La derrota es normal. Nunca sobrepasarás los miedos al fracaso hasta que aceptes plenamente que tú no eres perfecto. La Biblia dice que hay un solo fracaso que necesitas temerle. “Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios” (Hebreos 12:15 NBLH). Tú necesitas la gracia. ¡Todos la necesitamos! Solamente cuando dejemos ir el miedo al fracaso, dejará de controlar  nuestras vidas. Solo entonces podremos aceptar la gracia de Dios.