miércoles, 20 de septiembre de 2017

LAS BUENAS NUEVAS

LAS BUENAS NUEVAS


Cuentan que Mahatma Gandhi (1869–1948) dijo: «No conozco a nadie que haya hecho más por la humanidad que Jesucristo». Buena parte de la población del mundo —tanto de los que abrazan el cristianismo como de los que no— estaría de acuerdo con él. Sin embargo, ¿alguna vez has pensado en las beneficiosas transformaciones que no se habrían operado de no haber divulgado los discípulos de Cristo lo que habían visto, oído y aprendido mientras estaban con Él? Las enseñanzas que impartió se habrían extinguido con ellos.


Debemos tener presente que el ministerio público de Jesús —de escasos tres años y medio de duración— no quedó documentado en artículos de periódico ni dio la vuelta al mundo en grandes noticieros de TV, como sucedería en la actualidad. ¿Cuántas personas calculamos grosso modo que presenciaron alguna vez un milagro de Cristo o lo oyeron hablar?¿A cuántos se apareció luego de Su resurrección en la mañana de Pascua? Según 1 Corintios 15:4–6, el número apenas superó los quinientos.


Si bien Jesús hizo lo que nadie más podía hacer —morir por nuestros pecados—, Sus discípulos también hicieron lo que solamente ellos podían hacer: mantener viva la llama de Su mensaje.


¿Qué habría pasado si, después de la muerte de Cristo, Simón Pedro y sus condiscípulos ex pescadores hubieran retomado permanentemente su anterior actividad, la pesca? ¿Qué habría sucedido de haber retornado Mateo a su trabajo como cobrador de impuestos? ¿Qué habría pasado si el escéptico de Tomás hubiera seguido aferrado a sus suspicacias? ¿Qué habría ocurrido si los discípulos hubieran desoído las instrucciones finales de Jesús poco antes de Su ascensión —que esperaran la promesa del Padre, el Espíritu Santo— y por tanto no hubieran recibido «poder del cielo»? ¿Cuántos millones habrían muerto sin conocer al Salvador? ¿Habría perdurado siquiera el evangelio hasta el día de hoy?


Tomado de La Familia Internacional

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