PERDONAR Y PEDIR DISCULPAS
Si dices algo que no debieras haber dicho, algo que en realidad no quisiste decir, algún comentario desagradable, pide perdón enseguida. Mientras más tiempo esperes, más difícil te resultará.
Cuando alguien te agravie, véngate perdonándolo. Nunca lo olvidará.
Si olvidas las heridas que te hayan hecho, tu corazón quedará en libertad para vivir y amar a plenitud.
No cuesta tanto pedir perdón como vivir bajo el peso del remordimiento.
Si aquellos a quienes has agraviado te han pagado con misericordia y perdón, no eches tú a perder la reacción en cadena: haz lo mismo con los que te agravien.
Amar es pedir disculpas.
La Familia Internacional
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