martes, 20 de noviembre de 2018

Los niños son el reflejo de lo que viven en casa.

Muchas veces no nos damos cuenta de la influencia que tenemos en nuestros hijos y la importancia de ser ejemplo para ellos.

¿Es tu hijo mentiroso? ¿Será que te ha visto mentir desde cosas simples?

¿Pelea tus hijos con otros niños?. ¿Será que te ha visto pelear a ti con tu cónyuge, con famliares?

¿Dice malas palabras? ¿Cómo es tu vocabuario cuando te enojas, cuando manejas, cuando algo te sale mal?

Los niños son el reflejo de lo que viven en casa. 

TODO lo que haces, ellos lo repetirán porque eres el MODELO # 1 a seguir, y porque si lo hace mamá o papá debe ser bueno.

Así que la próxima vez que tengas que llamarle la atención por algo que hizo mal, piensa y pregúntale:¿De dónde lo aprendió?
Y sé tú mismo un ejemplo para ellos al hacer todo tipo de buenas acciones.
Que todo lo que hagas refleje la integridad y la seriedad de tu enseñanza.
Tito 2:7
Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.
Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Pero, si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad y equidad, aprenden qué es la verdad y la justicia.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir.
Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz espiritual.

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