¡Ora! ¡Dios tiene la solución!
¡Para el Señor todas las respuestas son muy simples y las soluciones muy sencillas! ¡Es más, hay veces en que el Señor permite que tengamos un problema para poder darnos la solución! ¡Le gusta que comprobemos que no siempre podemos resolver nuestros problemas por nuestra cuenta y que necesitamos Su ayuda! ¡Al fin y al cabo, si pudiéramos entenderlo todo y solucionar todas nuestras dificultades, no lo necesitaríamos! Le gusta darnos soluciones para recordarnos que dependemos de Él y que lo necesitamos. Se complace en que nos sintamos agradecidos por Su ayuda y lo amemos debido a ello. Él sabe lo que necesitamos aún antes de pedírselo (Mat.6:8). ¡Pero por lo general espera hasta que se lo pidamos!
Con sólo pedirlo, el Señor soluciona nuestros problemas con toda facilidad, ¡pero quiere que se lo pidamos! ¡Sin embargo, a veces nuestra soberbia e independencia se interponen y no queremos pedir! No queremos admitir que no sabemos la solución. No queremos confesar nuestra incapacidad para resolver algo y nos esforzamos hasta llegar al punto de la frustración, ¡cuando todo lo que deberíamos hacer es pedir y recibir Su solución!
"¡Tal vez yo no sepa la solución para todo, pero sé Quién es la Solución!" ¡Dios tiene la solución para todo! ¡Él lo sabe todo! ¡Haz la prueba con Jesús! ¡Él es la solución! ¡Gloria a Dios!
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