Dios nos dice: "¡Mandadme!" (Isaías 45:11)
Tú estás en manos de Dios, pero en cierto modo, Él también está en las tuyas. ¡Está a tus órdenes, como el genio de la lámpara de Aladino! ¿Se puede dar órdenes al Señor? Sí. Si estás en Su Espíritu y cumpliendo Su voluntad, deseando sólo lo que le glorifica y le complace, deleitándote solo en Él, puedes exigir lo que quieras (Sal. 37:4). ¡Si eres una persona justa, que actúa rectamente y trata de agradar a Dios y de amarlo, y que tiene fe en Su Palabra, Dios ha prometido responder a tus oraciones!
¡Gran parte de lo que hace Dios depende de tu voluntad y de tus acciones, de lo que deseas y de cómo oras! Tanto Él mismo como Sus obras tienen la limitación de tu fe y de tus peticiones. "No tenéis lo que deseáis porque no pedís". (Stg.4:2) Dios está a la espera de que ordenes qué hacer.
¿Se puede hacer que Dios cambie de parecer? Dentro de ciertos límites, sí. El plan global de Dios jamás ha cambiado, Su voluntad general jamás ha cambiado. Pero en algunos detalles uno puede hacerle cambiar de parecer, de lo contrario no tendría ningún sentido orar. Si la oración no cambiara las cosas, ¿para qué orar?
¡La oración mueve la mano y el corazón de Dios! ¡Él se complace en actuar a través de nosotros y en poner la majestad y el poder de Su omnipotencia en las manos de frágiles seres humanos! De modo que... ¡ora!
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