lunes, 25 de enero de 2016

Recordatorios

RECORDATORIOS

En el mundo actual es un desafío vivir como seguidor de Jesús; sin embargo, cuando los pensamientos, acciones y días son dirigidos por principios divinos, se vuelve más fácil. La decisión correcta por lo general se ve con claridad cuando evaluamos las opciones que tenemos frente a nosotros a la luz de nuestros valores centrados en Cristo; cuando consideramos cómo Jesús habría enfocado la situación.

A medida que vivimos, tenemos experiencias, aprendemos, tenemos momentos de descubrimiento o clarividencia a menudo seguidos de este pensamiento: «Espero acordarme de esto en el futuro».

El aprendizaje es una trayectoria de toda la vida y, lamentablemente, a veces por el camino cometemos los mismos errores, o parecidos. Lo sabíamos... pero lo olvidamos, o no relacionamos ambos hechos. Si no hubiéramos olvidado las verdades aprendidas —ya sea por experiencia propia o de otras personas— y las tuviéramos muy presentes, habríamos evitado muchos problemas. Pero somos humanos. Estamos demasiado ocupados. Distraídos. Olvidamos las cosas. Necesitamos la ayuda de otros. Necesitamos recordatorios.

La segunda epístola de Pedro 3:1 trata la cuestión relativa a la eficacia de los recordatorios inspirados por Dios, como una forma en que Él quiere que nos ayudemos mutuamente a permanecer fuertes en la fe, a espabilarnos, inspirar progreso y alentarnos a hacer buenas obras. Ese versículo dice:
Amados, ésta es ya la segunda carta que les escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en ustedes su sincero entendimiento. […]

El apóstol Pedro escribía una epístola a los creyentes del norte de Galacia. Su público se componía de cristianos firmes. Habla de ellos como de mente sincera; les encantaba la Palabra de Dios. En su primera carta, se dirige a sus lectores como personas de gran fe, iguales a los apóstoles.

[…] a los que han recibido una fe como la nuestra [refiriéndose a los apóstoles], mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo[1].

La intención de sus misivas no era tratar de convencerlos ni discutir con ellos, sino motivar a aquellos dedicados seguidores de Jesús; que pusieran atención en temas que ya conocían, en lo que creían, pero que tal vez no habían pensado o no habían hecho. Este es un ejemplo de algunos recordatorios que dio a sus colegas seguidores de Cristo.

Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos.

Por eso siempre les recordaré estas cosas, por más que las sepan y estén afianzados en la verdad que ahora tienen. Además, considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo[2].

Todos necesitamos recordatorios como ese de vez en cuando, y pueden llegar de muchas fuentes: un podcast, un consejo de un amigo, tiempo de quietud que se pasa en el estudio de la Palabra de Dios, meditación y escuchar los susurros de Dios, entre otras cosas. Los recordatorios de Dios son un elemento importante de nuestro crecimiento espiritual; pueden ayudarnos a mantenernos activos espiritualmente, sanos y con un buen equilibrio.

Es posible que en uno o dos aspectos de tu vida espiritual necesites un recordatorio. O bien, tal vez tu fe flaquea y necesitas que se te recuerde que Dios es capaz, que nada es imposible para Él y que el Señor te ayudará a seguir adelante en esta época difícil.


Todos necesitamos recordatorios a fin de que sigamos esforzándonos por ser como Jesús: misericordiosos, amorosos, compasivos, honrados, sufridos, gentiles, buenos, lentos para criticar y generosos para dar ánimo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario