¡Mírame, siénteme, tócame, sáname! ¡Ese es el clamor angustioso del mundo!
Hay muchísima gente que busca amor! ¡En todas partes la gente busca un rayito de esperanza, algo que los salve, algún indicio de luz! ¡Un poco de amor, una muestra de compasión, alguna forma de alivio! Y si puedes demostrarles que el amor existe, podrán creer entonces que Dios existe, ¡porque "Dios es amor"! (1Juan 4:8)
De modo que lo primero y más importante que debes demostrar a los demás es que los amas. Como Jesús, que vino a amar al mundo y nos llama a obrar de la misma manera en cada aspecto de la vida, en cada situación, mostrando amor a los demás en nombre de Jesús.
Hasta los pequeños gestos tienen gran importancia: ¡un poquito de amor llega muy lejos! La luz de tu sonrisa, la simpatía de tu rostro y la influencia de tu vida pueden irradiar luz sobre muchos y tener efectos sorprendentes en algunas de esas personas que a veces parecen las más difíciles de conmover. Cuando sienten tu amor y les dices que se trata del amor de Dios, piensan algo así como: "¡Tal vez sea cierto que hay alguien allá arriba que me ama!" ¡Transforma por completo su concepto de las cosas y les hace verlo todo más hermoso! Por eso, ¡ama!
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