El Cóndor de los Andes

Un Destellito en las manos de Dios

A Destellito, le encantan las aves, y se emociona mucho cuando las ve volar, a él le gustaría hacerlo, pero no puede, sólo ellas lo pueden hacer. Conoció la historia de una hembra adulta llamada Chía, de plumaje hermoso, de casi un metro de altura, y con las alas extendidas alcanzaba los dos metros más o menos. Un cóndor de porte digno. Está confinada en una jaula donde es alimentada de carroña, y vive con un par de buitres. En cierta oportunidad, los cuidadores determinaron darle la libertad, y así fue que Chía emprendió el vuelo alcanzando las cumbres altas de los Andes; al día siguiente, para sorpresa de todos, hallaron al cóndor sobre la jaula, le había dado hambre, y volvió para seguir comiendo carroña. Se habíadecidido su libertad pero prefirió seguir siendo cautiva.

El Cóndor de los Andes

 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;  me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;a predicar el año agradable del Señor.Lucas 4: 17-19.

La Escritura anterior, refleja fielmente lo que Jesús vino a realizar, para el bien de toda la humanidad, dice Destellito. La condición de una persona sin Cristo, es la de alguien preso o cautivo. Los grilletes del pecado lo tienen esclavizadosin ninguna posibilidad de ser libre, y no es necesario, enumerar las cosas que lo han mantenido sometido hasta hoy, él las conoce bien, y muy bien, sin embargo, desconoce lo que Cristo Jesús le ofrece, la libertad completa. Se le ha ofrecido lo único que lo puede libertar desde adentro, pero ha preferido volver a esclavizarse, porque extraña la carroña. La libertad que Cristo Jesús va dirigida a: los pobres, los enfermos, los quebrantados, los cautivos, los ciegos, y oprimidos. Si usted se identifica en alguno, no tiene que pensarlo dos veces, venga a las plantas de Jesús y sea de una vez por todas, libre.-

Por Oscar Olivares Dondero