Palabras de Jesús
El perdón no tiene nada que ver con lo que alguien te haya hecho; tu determinación no tiene por qué verse influenciada por el qué, el porqué, el cuándo, el dónde o el cómo. El perdón se circunscribe a ti y a Mí. Está relacionado con el hecho de que Yo tengo poder para sanar y restaurar tu espíritu, y tú tienes que tomar la decisión de hacer uso del agente sanador que pongo a tu disposición.
El perdón es un antídoto contra el veneno de la desgracia, el dolor, el pecado y el pesar. Bébelo en abundancia, aunque parezca el más amargo de los remedios. Acabará con tu dolor más rápida y duraderamente que ninguna otra cosa. Quienes beban de esa poción verán que sus heridas cicatrizan y que recobran su vida y alegría.
Los mayores beneficios del perdón son para la persona que perdona. Aunque existen otros recursos espirituales y emocionales que pueden ayudar a alguien cuya vida se ha visto perjudicada por las ofensas o la maldad de otra persona, nada sustituye al perdón.
No hay nada que ofrezca el mismo nivel de profunda purificación y sanación espiritual. Cuando alguien te ofende o te hace daño, tu espíritu queda lesionado y necesita recuperarse. Cuando te afectan las malas obras o errores de los demás —independientemente de las complejidades y sutilezas del caso—, la solución viene envuelta en el paquete del perdón.
Ya sufriste suficiente, ya perdiste bastante, ya soportaste suficiente dolor. Opta por el perdón. Perdona y déjame sanarte.
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