LA FÓRMULA MILAGROSA
El amor, la humildad y la oración resuelven los problemas. ¡Aplica esta fórmula milagrosa!
La oración es el punto de partida de todo milagro.
Una de las claves de la felicidad es tener una relación estrecha y profunda con Jesús.
Cada vez que pasas un rato de íntima comunión con Dios, te vuelves un poco más como Él.
Opta cada día por creerte las promesas del Señor, sin importar cómo te sientas.
Cuando dejas de orar, atas de manos a Dios.
La oración abona el terreno para que Dios haga milagros; y cuando le parezca oportuno, te responderá.
La oración no es el último, sino el mejor recurso.
Meditar sobre Dios es como tomar una medicina para el espíritu que hará que te sientas, te comportes y te desempeñes mejor.
Tomado de La Familia Internacional
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