¡Dios dijo que abriría puertas que nadie podría cerrar! (Ap.3:8)
Las circunstancias y condiciones imperantes no son siempre un factor ni un elemento decisivo al buscar la voluntad de Dios, pero a veces sí son un indicio. ¡Muchas veces es así como Dios nos lleva a hacer ciertas cosas: cierra unas puertas y abre otras! Por lo tanto, es prudente preguntarse: ¿En qué dirección parece Dios moverse? ¿Dónde se abren oportunidades para servirle? ¿En qué sentido parece Dios suministrarnos las facilidades y los medios?
Si Dios señala un camino, da los medios para llegar a destino. ¡Y cuando abre ciertas puertas, es porque señala en esa dirección! Él no abre puertas por las que no quiere que entres. Dios crea determinadas situaciones especiales que son oportunidades de oro. ¡No defraudes a Dios dejando escapar esas oportunidades que Él te da, esas puertas que Él te abre! ¡En tanto Dios te bendiga, haga que lleves fruto y que seas una bendición para los demás, sigue adelante! ¡Entra por esas puertas y aprovecha las oportunidades de oro!
¡Señor, guíanos y condúcenos según lo que Tú sepas que es mejor! ¡Sabemos que si seguimos Tus indicaciones y hacemos Tu voluntad, Señor, Tú abrirás las puertas, nos ayudarás y todo saldrá como Tú quieras!
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