viernes, 6 de febrero de 2015

Pensar positivo

ACENTUAR LO POSITIVO
María F
Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.  1 Tesalonicenses 5:18
A menudo decimos por costumbre «qué lindo día» cuando hace sol y «qué día tan feo» cuando llueve. Sin embargo, los días lluviosos también pueden ser bellos, sobre todo cuando el Señor los trae para nuestro bien, para mitigar el calor o para que las plantas crezcan. En algunos lugares, la gente estaría sumamente agradecida por los días de lluvia. Cuando hay sequía, escasea el agua y la tierra pide lluvia para las flores, la hierba y las plantas que nos proporcionan alimentos, en esos casos, la lluvia se agradece mucho. No se llama malo a un día de lluvia; se dice que es un día muy bueno.
Debe de ser un poco ofensivo y doloroso para el Señor cuando catalogamos de mala o de fea la hermosa lluvia que con frecuencia necesitamos, pues muchas veces la lluvia no es mala ni fea, máxime si las flores, plantas y árboles tienen falta de ella. Además, si la vegetación la necesita, naturalmente que nosotros también, toda vez que las plantas son esenciales para nuestro sustento, nos proporcionan el aire que respiramos y son un deleite. Por eso, si lo que nos proponemos es tener una actitud más positiva y pensar de manera más optimista, también debiéramos renovar nuestro vocabulario y expresarnos de manera más positiva; porque es bastante difícil decir que un día es malo y al mismo tiempo pensar bien de él. No solo es preciso que cambiemos nuestro modo de pensar, sino también los calificativos que ponemos a las cosas.

El vocabulario que empleamos, cómo calificamos las cosas, la forma de expresarnos, influye mucho en nuestra manera de pensar. Calificar las cosas de forma negativa impide que las miremos positivamente.

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