jueves, 13 de agosto de 2015

Los juicios de Dios

¡El molino de los juicios de Dios gira despacio, pero seguro!

     Dios actúa con cierta lentitud, pero muy concienzudamente. Sus juicios son como dos grandes ruedas de molino que pulverizan el grano. Este se vierte en un orificio de la piedra superior, que gira continuamente y hace que el grano molido se desplace desde el centro hasta los bordes de la piedra. Cuando el grano llega al borde lo hace en forma de polvo muy fino; ya no es grano, sino harina. Si bien a veces los molinos de la justicia divina parecen moler muy lentamente, terminan por moler muy finamente. ¡Así pues, quien no quiera ser quebrantado sobre la Roca de Dios, hallará algún día que la Roca cae sobre Él, reduciéndolo a polvo que los vientos de Sus juicios se llevarán, y su lugar no lo conocerá más! (Mat.21:44)
     ¡Pero demos gracias a Dios porque "el juicio comienza por la casa del Señor"! (1Pe.4:17) Nosotros somos la Casa del Señor y ya hemos sido juzgados por Él, porque lo hemos recibido y aceptado como pago de nuestros pecados. Por eso, ya no tendremos que sufrir los juicios físicos que caerán sobre el mundo y los que no hayan sido salvos (1Cor.11:31, 32). ¡Gracias, Jesús, por haber recibido el castigo en lugar nuestro! 

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