viernes, 21 de agosto de 2015

Tómate un respiro

TÓMATE UN RESPIRO


Cuando se está metido en una situación, puede ser difícil no perder la perspectiva general. Los pensamientos tienden a confundirse, uno se siente aturdido. Cuesta pensar. En algunos casos, algo tan sencillo como tomarse un respiro puede llegar a ser justo lo que se necesita y ayuda a recobrar las energías, no solo física sino también mentalmente.
A veces es provechoso salir a estirar las piernas. Cierra los ojos y respira lento y hondo hasta el diafragma. Respirar hondo proporciona oxígeno puro al torrente sanguíneo y contribuye a aliviar el estrés y la sensación de embotamiento, e incluso es una excelente cura para la jaqueca.

Luego abre los ojos y dales un tiempo para adaptarse a la luz natural del exterior. Concentra la vista en un punto cercano, como una flor o una brizna de hierba. A continuación, dirige la mirada a algo distante, como una colina o un árbol, si están a la vista. Absorbe todos los colores que te rodean. Si tienes a la vista pasto, árboles y cielo, mejor. ¿Sabías que el azul y el verde son relajantes naturales y que envían señales tranquilizadoras al cerebro?

Ahora trata de tocarte los dedos de los pies con las manos, arqueando lentamente la espalda hasta alcanzarlos. Vuelve a incorporarte. Esto hace que se irrigue el cerebro y acelera la circulación, con lo que te sentirás más alerta. Haz otros estiramientos que te relajen, o pequeños movimientos circulares con los hombros y la cabeza.

Así como las pausas a lo largo del día para venir a verme te renuevan espiritualmente, tu cuerpo necesita unas cuantas pausas para renovarse físicamente. Una vez que te hayas recargado de energía, podrás continuar y te sentirás como nuevo.
 

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