Cuando la vida te parezca una pequeña habitación sin ventanas, cuyas
paredes te van aprisionando, puedes crear una ventana de escape. Al leer
Mi Palabra y meditar en ella, al creer e invocar Mis promesas, abres
una ventana hacia el mundo espiritual, donde te aguardan cosas
fantásticas. El cálido resplandor de Mi amor disipa la tensión.
Como una bocanada de aire fresco, la suave brisa de Mi Espíritu te
despeja la mente. Cristalinos ríos de verdad y lagunas de sabiduría te
renuevan el espíritu y el pensamiento. Se te abren nuevos horizontes.
Ves la situación desde una perspectiva celestial y te emocionas ante las
nuevas posibilidades y retos que te aguardan. Tu fe y tu inspiración se
reavivan. Esa sensación de asfixia se desvanece y da lugar a la euforia
y a las ganas de vivir. «Las palabras que Yo os he hablado son espíritu
y son vida»1.Cuando te sientas entre cuatro paredes, acude a la Palabra, pues tiene poder para liberarte2.
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