lunes, 28 de septiembre de 2015

Un pequeño paso para el hombre...

UN PEQUEÑO PASO PARA EL HOMBRE…
Abi May
Ha pasado casi medio siglo desde que Neil Armstrong declaró el 21 de julio de 1969: «Es un pequeño paso para un hombre, pero un salto gigantesco para la humanidad». Fue un momento memorable, la primera vez que un ser humano ponía pie en la superficie de la Luna.
La pericia tecnológica llevó a la tripulación de Apolo 11 donde nunca nadie había llegado. Es difícil imaginar los pensamientos y las emociones de los astronautas y sus familias. Sin embargo, cuando el módulo lunar acababa de posarse se produjo un hecho sorprendente, poco divulgado, pero muy revelador.
El compañero de Armstrong, el astronauta Buzz Aldrin, había ido preparado. Antes que ninguno de los dos saliera del módulo, leyó en silencio una selección de palabras de Jesús del Evangelio de Juan. Luego tomó un minúsculo cáliz y una pequeña porción de pan y vino. Así se lo describió Aldrin a la revista Guideposts en 1970:
«Vertí el vino en el cáliz que me habían dado en la iglesia. Al ser la gravedad de la Luna seis veces menor que la de la Tierra, el vino subió lenta y grácilmente por las paredes de la copa. Fue interesante pensar que el primer líquido vertido en la Luna y el primer alimento comido allí fueron las especies sacramentales». Por política de la NASA, la ceremonia no se publicitó en aquel momento. Desde entonces, sin embargo, ha quedado bien documentado.

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