“Su amor debe ser real y sincero.... apéguense sólo al bien. Ténganse cariño unos a otros, como hermanos. Den preferencia a los demás y respétense unos a otros.” (Romanos 12:9-10 PDT)
Dios creó el matrimonio para perfeccionar nuestro carácter. Es en una relación matrimonial donde se aprende a ser solidario y amoroso. No hay ninguna relación que tenga mayor impacto en tu vida que el matrimonio, si es que estás casado.
El propósito de la vida es crecer y darse cuenta de que no todo es acerca de ti. De hecho, la verdadera felicidad es dar tu vida, no ser egoísta, servir y amar. A esto se llama madurez. La vida es un laboratorio para aprender a amar. Es lo más importante en la vida porque Dios es amor, y quiere que seas como Él. Él quiere hacerte como Jesucristo. Él quiere que formes tu carácter.
Si estás casado, la herramienta número uno que Dios usa en tu vida para construir el carácter como el de Cristo es tu cónyuge. Porque cada día recibes cientos de oportunidades para no pensar en ti mismo, pero si en la otra persona, tu pareja.
La Biblia dice, “Su amor debe ser real y sincero.... apéguense sólo al bien. Ténganse cariño unos a otros, como hermanos. Den preferencia a los demás y respétense unos a otros.” Romanos 12:9-10 (PDT).
¿Haces esto en tu matrimonio? ¿Tienen una competencia sobre quién puede mostrar más respeto? Antes de que me casara hace muchos años, yo realmente creía que sabía cómo amar a una mujer. ¡Pero yo no sabía nada sobre el amor! Ahora, después de 40 años de matrimonio, sé que se lava los platos por amor. Sé que el amor saca la basura. Sé que el amor pone la otra persona primero.
Sean exitosos en mostrarse respeto el uno al otro, así crecerán y se parecerán más a Cristo.
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