viernes, 27 de mayo de 2016

En una tormenta, se necesita el apoyo de la familia





Por Rick Warren

“Es mejor ser dos que uno .... Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.”(Eclesiastés 4:9-10 NTV)
Las familias son una capa impermeable durante las tormentas de la vida. A veces un hijo está pasando por una tormenta. A veces la mamá está pasando por una tormenta. A veces el papá está pasando por una tormenta. No importa cuál de los miembros de nuestra familia está pasando por una tormenta, tenemos que ayudarnos unos a otros. Las buenas familias se protegen mutuamente en la tormenta.
Eclesiastés 4:9 dice, "Es mejor ser dos que uno... Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle. Pero si el que cae está solo, ese sí que está en problemas.”
Hay tres tormentas en las que necesitamos cuidar a los miembros de nuestra familia. La primera, es el cambio. Otra tormenta de la vida es lo que yo llamo ideas dañinas.
Pero la tormenta más dolorosa de todas es el rechazo. Cuando tus hijos o tu esposo o tu esposa se sienten rechazados, la familia necesita estar cerca y ser como un impermeable bajo la tormenta.
Jamás olvidaré hace muchos años cuando mi hija mayor, Amy, estaba en la escuela secundaria. Ella quería ser una porrista, e iba práctica tras práctica. Sus amigas fueron aceptadas, pero ella fue rechazada porque decían que era "demasiado grande", y eso le rompió su corazón. Cuando llegó a casa, corrió a su habitación, entró a su armario, se sentó en el suelo y empezó a llorar.
Cada uno de nosotros en nuestra familia podíamos escuchar a Amy llorando. Y uno por uno, terminamos caminando a su habitación, sentándonos en el piso de su armario con ella y llorando con ella.
No le dimos ningún consejo. ¡Ella no necesitaba consejos! No le dijimos: "Ahora, no te preocupes. No es gran cosa." ¡Claro que era una gran cosa! No le dijimos, "¡no llores!" Eso es algo estúpido para decirle a alguien que está afligido. Todos, lo único que hicimos fue sentarnos allí y durante unos 30 minutos, simplemente lloramos con ella.
Nuestra familia nunca olvidará ese incidente. ¿Por qué? Porque en ese momento, estábamos siendo un impermeable. Estábamos siendo un receptor de la tormenta. Estábamos siendo un protector. Alguien en nuestra familia había sido herido, y nosotros no lo estábamos minimizando. No estábamos tratando de hablarle de otra cosa. No estábamos tratando de animarla. Simplemente lloramos con ella.
Las familias unidas se protegen mutuamente en la tormenta.

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