miércoles, 27 de agosto de 2014

Guarda tu lengua

Cuando una persona te confía un secreto es como si te hiciera un depósito muy valioso, por lo cual deberás poner todo tu empeño en no ir a divulgarlo por todas partes.
Un secreto es eso, un secreto, no un boletín de prensa que deberás poner en circulación.
Y si alguien te abrió su corazón de par en par y te dejó ver sus intimidades fue porque supuso que en ti había la suficiente discreción y lealtad como para ir a sufrir una traición de tu parte.
De  manera que por favor, guarda el secreto, sé confidente, no infidente.
Y si un buen día se resquebraja la amistad con aquella persona que te confío un asunto privado, y hasta te enteras de que ella sí anda contando las cosas que tú le referiste como personales, aún así, guarda su secreto.
Dale una lección de lealtad, no le pagues con la misma moneda, aprovecha la oportunidad para enseñarle qué significa ser fiable.
Y si el caso es de haber iniciado una nueva relación sentimental y tu nueva pareja insiste en que le cuentes detalles de lo que pasó con la anterior y qué se hacía y que no se hacía y que se decía y que no se decía, ponle los puntos sobre las íes y aclárale que tú no tienes el derecho de andar divulgando asuntos que pertenecen a otra persona y que todo aquello que se te confió fue bajo la clasificación de secreto.
Con esta actitud estarás demostrando que además de ser una persona en la que se puede confiar, igualmente eres alguien que ha sabido romper con el pasado y empezar a construir una nueva relación sobre bases de respeto y fidelidad.
El consejo del sabio Salomón en el libro de Proverbios en la Biblia es que no te entremetas con gente chismosa, pues al hacerlo corres dos peligros:
El primero es que te veas tentado a revelar secretos ajenos, que no son tuyos, que no te pertenecen.
Y el segundo es el que cuentes a una persona que no es de fiar aspectos privados que sí son tuyos, que son personales, que son de cuidado y que no se le pueden soltar a cualquiera.
Los chismosos son expertos en destruir matrimonios, quebrar empresas, dividir iglesias, lesionar amistades y arruinar reputaciones.
Y son tan astutos, sutiles y hasta diplomáticos, que se saben ganar la confianza de otros y por ello acceder a sus secretos.
Pero tú, resístelos, y resístete a ser como uno de ellos. ¡Sé una persona confiable!

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