Dios resiste a los soberbios, y da gracia
a los humildes. (Santiago 4:6)
Los hombres verdaderamente grandes por lo general son hombres
muy humildes, y no necesitan jactarse de lo grandes que son.
Los grandes hombres se olvidan de sí mismos. Por eso es que
otros los recuerdan.
¡Es fantástico cuando te puedes dar cuenta de que
estás equivocado!
El orgullo es amor por uno mismo.
El orgullo está a la raíz de todos los grandes errores.
La fama es inconstante y el triunfo es sólo pasajero.
El orgullo viene antes de la caída, ¡y nunca estás tan cerca del abismo como
cuando estás al borde!El que es humilde no sabe que lo es.
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