¿TE PREOCUPAS MÁS DE LA CUENTA?
No se inquieten por nada. (Filipenses 4:6)
No son pocas las personas que viven en un estado de permanente ansiedad, mientras que otros se preocupan y angustian muchísimo. Cómo vivir completamente en paz en medio del ajetreo cotidiano es un secreto que vale la pena conocer. ¿Para qué sirve la preocupación? Que yo sepa, jamás ha ayudado a nadie a ser más fuerte, nunca ha contribuido a que alguien logre cumplir la voluntad de Dios ni tampoco le ha servido como vía de escape para huir de la confusión. La preocupación arruina vidas que de otro modo serían útiles y bellas. La angustia permanente, la ansiedad y la preocupación están terminantemente prohibidas por nuestro Señor, que dijo: «No se preocupen» —es decir, no se inquieten— «preguntándose “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?”, o “¿Con qué nos vestiremos?”»
No es que Él pretenda que no seamos previsores, ni que vivamos de manera improvisada sin planificación alguna; lo que espera es que no nos preocupemos de esas cosas. La gente se da cuenta cuando vives preocupado por las líneas que se te forman en el rostro, por el tono que adopta tu voz y por la ausencia de alegría que manifiesta tu espíritu.
Remóntate a las alturas de una vida entregada a la merced de Dios y así podrás contemplar desde arriba las nubes bajo tus pies. Rev. Darlow Sargeant
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