viernes, 6 de octubre de 2017

Corazones conectados

“Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros” 1 Juan 4:11
Pareciera que cada nuevo día trajera consigo nuevas maneras en que nuestra familia ve el cuerpo de Cristo obrando. Una demostración de la comunión de los cristianos se encuentra en mi escritorio de trabajo.
Es un cesto desbordante de cartas de personas que jamás he conocido. Desde el momento en que los lectores de Nuestro Pan Diario supieron del accidente automovilístico que llevó a nuestra hija Melissa al cielo hace seis años, hemos recibido cientos de mensajes de nuestros hermanos y hermanas en la fe.
Han escrito cosas tales como: “Lloro junto con usted, hermano, y le tendré a usted y a su familia en mis oraciones”. “Lloro por su pérdida”. “Me consuelo con usted”. Muchos me recomendaron libros para leer. Otros enviaron poemas o artículos de consuelo y esperanza. Algunos compartieron sus propias historias de pesar y descubrimos así a nuevos compañeros en el sendero del dolor. Estas personas demuestran el mandamiento del principio del amor en la familia de Dios que se nos da en 1 Juan 4:11.
Cada una de esas notas llenas de gracia es diferente a las demás, pero contiene un hilo común: Debido a nuestra fe compartida en Cristo, encuentro que mi corazón está unido a los corazones de los autores de estos mensajes.
Los corazones conectados por Jesús crean una cadena de amor que puede alentar incluso al corazón más acongojado.
Nuestros corazones están conectados por medio del amor de Cristo.

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