jueves, 5 de octubre de 2017

No vayas por allí!

En su libro Lessons Learned Early (Lecciones aprendidas temprano), Jerry Jenkinscuenta una historia acerca de su primer año en la universidad. Era 1968, un año de tremenda agitación política y social en los Estados Unidos.
Se habían desatado disturbios en muchas ciudades principales. Desde el techo de su residencia estudiantil en Chicago, Jerry escuchaba las sirenas y veía los incendios. Se les había dicho a los estudiantes que permanecieran en el recinto universitario, pero Jerry quería ver lo que estaba sucediendo.
Mientras corría hacia una tienda que estaba ardiendo a unas cuantas manzanas de distancia, un patrullero se detuvo a su lado. “No vayas por allí”, le advirtió el oficial.
Jerry esperó a que el vehículo arrancara y luego siguió caminando. El oficial regresó. Esta vez fue más claro cuando le repitió, “no vayas por allí” y le apuntó con una escopeta por la ventana.
Nuestras rachas de rebeldía o testarudez a menudo llevan a resultados infelices. En un arranque de ira, Moisés golpeó la roca para obtener agua en vez de simplemente hablarle, tal y como Dios se lo había mandado. Perdió el privilegio de entrar en la Tierra Prometida con su pueblo (Números 20:7-12). Jonás desobedeció un orden de ir a Nínive y se le dieron tres días para que pensara en su elección -dentro de un gran pez (Jonás 1).
¿Qué hace falta para que le obedezcamos a Él? ¿Obedeceremos simplemente porque le amamos a Él? (Juan 14:15,21).
La obediencia es otra palabra para el amor y la lealtad.

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