miércoles, 22 de noviembre de 2017

La gratitud

“Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” 1 Corintios 15:58
¿Cuál fue la novela más grande jamás escrita? Muchos lectores votarían por la obra de León Tolstoi, Guerra y Paz, la cual, dependiendo de la edición, bien puede tener más de mil páginas. Aun después de haber terminado su novela, Tolstoi siguió escribiendo -a menudo hasta el límite del agotamiento, incapaz de dormir, y al borde de un colapso.
Un día, un amigo le preguntó por qué seguía escribiendo y empujándose hasta el borde del agotamiento, le recordó a Tolstoi que era un rico conde ruso con siervos que siempre estaban a su entera disposición, y que tenía un futuro asegurado.
Tolstoi le explicó que seguía escribiendo porque era el esclavo de una obsesión similar, excepto que su impulso era motivado por Dios. Tal y como se lo explicó a sus amigos en Corinto, “el amor de Cristo nos constriñe” (2 Corintios 5:14). Esta era su pasión ardiente, un fuego emocional, una fuerza espiritual que le hacía compartir las buenas nuevas de Jesús y Su muerte y resurreción.
A lo largo de los años, ese celo dedicado ha caracterizado a muchas de los seguidores de nuestro Señor. Ojalá que una chispa de ese fuego arda en nuestros propios corazones.
La buena noticia es demasiado buena para que te la guardes.

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