Den gracias a Dios por las situaciones imposibles
Yo soy el SEÑOR, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para Mí? Jeremías 32:27[8]
Para que Dios haga un milagro, hace falta una situación imposible, así
que las imposibilidades son un reto para nuestra fe, puesto que nos
hacen ver que sin el Señor nada podemos hacer[9]. Quiere que le demos la
honra a Él, que veamos que Él es todopoderoso,
que puede hacer lo que quiera y cualquier cosa que desee, sean cuales
sean las circunstancias. Otra cosa es que permite que se den esas
situaciones para que acudamos a Él con afán y para obligarnos a depender
de Él.
No debemos quejarnos cuando se nos presenta una
imposibilidad, no debemos lamentarnos ni pensar: «Oh, no. Qué problema. Y
ahora ¿qué vamos a hacer?» Tenemos que aceptarlo como una magnífica
ocasión de estar ilusionadamente a la expectativa de las soluciones de
Dios, de esperar con fe que Dios haga algo, porque es emocionante ver a
Dios en acción.
Cuanto más imposible la situación, más milagros
hace Dios, y más fe tenemos la siguiente vez. Cada vez que el Señor
logra la victoria y hace un milagro, aumenta nuestra fe para la próxima
imposibilidad. Nuestra fe va aumentando, de tal modo que cada vez nos
hace más ilusión vernos en esas situaciones en que tenemos que decir:
«¿Qué hará el Señor esta vez?» La fe viene por el oír, y el oír por la
Palabra de Dios[10]. En cada uno de esos casos, desde luego debemos
aferrarnos bien fuerte al Señor y Su Palabra, y así va aumentando
nuestra fe. Así que, ¡alabado sea el Señor, por Sus maravillosas
victorias!
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