martes, 23 de septiembre de 2014

Las profecías Bíblicas no son una coincidencia


“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.   Pedro 1:21  (RV)
La Biblia es el libro más leído de la historia. Es también el libro más vendido en la historia y el libro más traducido.
Sin embargo, es más que eso. Es también la Palabra de Dios, el aliento mismo de Dios. 2° Timoteo 3:16 y 17 dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
   (RV)     
Eso significa que la Biblia no es sólo una buena idea. Es la Palabra de Dios para nosotros. Una de las razones por las que podemos saber que la Biblia es verdadera y digna de confianza es que tiene miles y miles de profecías que se han hecho realidad y se harán realidad en la historia. Cada una de las profecías de la Biblia o se ha cumplido exactamente como Dios predijo o se hará realidad en algún momento en el futuro.
La Biblia contiene más de 300 profecías acerca de Jesús a solas - todas escritas 1.000 años antes de que él naciera. La Biblia profetizó acerca de cuándo y dónde había de nacer y cómo iba a nacer. Él no podría haber manipulado su nacimiento para cumplir esas profecías.
También predijo cómo sería su muerte. Mil años antes de que Jesús muriera, David describe la muerte de Jesús en la cruz en uno de los salmos. No usó la palabra "crucifixión" porque nadie sabía que la palabra entonces. Mucho antes de que los romanos estuvieran incluso pensando en crucificar a la gente, David describió.
Sólo Dios podía saber eso. Se necesita más fe para creer que las profecías de la Biblia eran una coincidencia que creer que Dios las planeó.
La Biblia dice: "Ninguna profecía jamás se originó en los seres humanos. En su lugar, fue dado por el Espíritu Santo, como seres humanos hablaron bajo la dirección de Dios "(2 Pedro 1:21 GWT).
Durante los tiempos bíblicos, nadie quería ser un profeta. La ley en Israel era que la profecía de un profeta de Dios tenía que ser correcta al 100 por ciento. Si te equivocabas, entonces eras considerado un falso profeta y podría haber sido condenado a muerte.
Y las profecías bíblicas tenían razón,  cada uno de ellos. Puedes confiar en la Biblia, porque lo que la Biblia predice se hace realidad. 



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