La envidia es una experiencia que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida. De hecho, es muy común que la mayoría de personas piense que no es de gran importancia. Ya que la ven como una inofensiva emoción humana. Sin embargo, están muy equivocadas
Quizá usted diga: “Bien, todo eso suena terrible. Pero realmente no creo que envidie a nadie”.
Tal vez sea cierto. No obstante, permítame alentarlo a escudriñar su corazón cuidadosamente para asegurarse; ya que muchas veces ni siquiera somos conscientes de que hay envidia en nosotros. El problema es que sintamos ciertas emociones en nuestro interior, pero no las identificamos como envidia porque asumimos que tales sentimientos son “naturales”.
La envidia lo desconecta de la Fe
¿Ha experimentado tiempos donde todo está a su favor, su fe funciona y produce resultados. Pero de repente descubre que algo extraño está creciendo en su interior? Es posible que comience a sentirse un poco irritado por el éxito de los demás, o talvez comience a desanimarse porque una circunstancia en su vida no ha cambiado
Muchos cristianos no entienden este principio; por eso, luchan, pelean y se quejan unos con otros; y se preguntan todo el tiempo por qué su fe no produce resultados. Ellos no se dan cuenta que si desean vivir conforme al poder y a la bendición de Dios, no pueden permitir que la envidia o la contienda gobierne sus vidas.
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