¡El cristiano no es alguien perfecto, sino
alguien perdonado!
Para algunos todo es blanco o negro y no hay tonos intermedios. Pero el hecho es que tal cosa no existe; más bien somos todos grises, ¿verdad? ¡Nadie es perfectamente limpio y puro salvo por la sangre de Cristo y por la fe!
¡Fijémonos en algunos de los hombres más grandes de la Biblia! Eran hombres de fe, pero todos cometieron errores. Fueron todos ejemplos admirables, no de su propia grandeza, sino de su absoluta confianza en Dios.
¡Nadie puede ser suficientemente bueno! ¡Todos somos falibles, todos nos equivocamos, todos cometemos pecados y sólo estamos salvados por la gracia de Dios! ¡Lo único que nos salva es Su amor, Su misericordia, Su gracia y Su sacrificio en el Calvario! ¡Nada más! ¡Nada! ¡Gracias a Dios que nuestra salvación no tiene que ver con nuestra bondad, ni siquiera con nuestra maldad, sino con nuestra fe en la misericordia y la gracia de Jesucristo! ¡A pesar de todos nuestros pecados, defectos, errores, equivocaciones e imperfección, Dios aún puede salvarnos mediante Jesucristo! ¡Él nos sigue amando, y todavía podemos ser cristianos si recibimos al Señor y Su regalo, la vida eterna! ¡Solo Jesús es perfecto y capaz de ayudarnos! ¡Y por eso fue que tuvo que venir!
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