martes, 7 de octubre de 2014

Quien te creó te puede reparar



¡Indudablemente, quien te creó puede repararte!

     ¿A quién confiarías la reparación de tu automóvil? ¿A quien lo construyó, a la compañía que lo fabricó, a quien entiende y sabe cómo arreglarlo? ¿O a algún mecánico aficionado? Igualmente, si tienes un médico mejor, que no es simplemente un estudioso de tu cuerpo, sino de hecho su Creador, ¿no te sentirías más a salvo a Su cuidado? Si crees en Dios y crees que Él creó tu cuerpo, ¡debes comprender también que Él sabe arreglarlo mejor que nadie!
     ¡Hay ciertas operaciones mecánicas para las que son necesarios los médicos y los hospitales, cosas puramente mecánicas que saben hacer, algo parecido a las reparaciones elementales de automóviles! Como por ejemplo encajar un hueso en su sitio, suturar una herida o ayudar en un parto. ¡Pero en casi todo lo demás, como en el caso de dolencias internas graves, la mayoría de las veces lo único que pueden hacer es experimentar, porque ni saben lo que te pasa! ¡Y cuando lo saben, no lo saben curar! ¡Y muchas veces es peor el remedio que la enfermedad!
     Entonces, ¿por qué no confías en el que te creó? ¡Nadie conoce el producto mejor que el fabricante! ¡Envíate de vuelta a la fábrica para que te repare el Fabricante! ¡Él tiene todas las piezas y todo lo que necesitas, y es el único que verdaderamente te entiende y puede hacer un buen trabajo!

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