Señor, ayúdanos a realizar nuestras tareas
con ilusión y alegría.
Demos gracias al Señor por Su Espíritu, por el contacto vital que tenemos con Él y con Su vida, belleza, poder y sabiduría. ¡Cuando se tiene el ungimiento divino, cada pequeña tarea parece maravillosa! Cualquier cosa, lo que sea, puede hacerse en el espíritu. Pero si sólo sigues la letra de la ley del deber, terminas deprimido y desanimado (2Cor.3:6). "Todo lo que te venga, con ilusión lo has de hacer, con un toque especial que te haga estremecer. ¡Pelar papas, lavar ropa, o sonarle la nariz al bebé; necesitas ese algo especial que te aliente hasta el final!" ¡Llámalo como quieras: inspiración, carisma, talento, personalidad o Espíritu; pero has de tener algo que te haga vibrar, que te incite a la acción, que motive tus emociones!
¡El espíritu puede hacer que cualquier tarea resulte maravillosa! "En el espíritu, en el espíritu, mi día es una canción; en el espíritu, en el espíritu, ¡mi vida está llena de emoción! En el espíritu, en el espíritu, no hay equivocación; en el espíritu, en el espíritu, ¡puedes tener un triunfo arrollador!"
Y tú, ¿tienes el Espíritu? Lo que haces, ¿está lleno de poder y entusiasmo divinos? Si no es así, ¡son obras muertas! ¡Que Dios te ayude a utilizar el fogoso poder del Espíritu de Dios en todo lo que hagas?
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