lunes, 1 de junio de 2015

Los Chismes

FUEGOS DESCONTROLADOS

Marie Story

En más de una ocasión la Biblia habla de los chismes y los compara con incendios. Santiago 3:5 dice: «La lengua es un miembro pequeño pero se jacta de grandes cosas. He aquí, cuán grande bosque enciende un pequeño fuego.»

Chismorrear es un hábito sutil. Los chismes nos hacen sentir superiores porque desprecian a los demás. También nos satisfacen porque dan la impresión de que sabemos más que otros. No parece gran cosa y es fácil caer en ello. Me imagino que casi todos podemos recordar alguna ocasión en la que hablamos mal de otros, aunque no fuera nuestra intención.

¿Qué tiene de malo? No es para tanto.

Para empezar, los chismes pueden destruir amistades. Proverbios 16:28 dice: «El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos.» Cuando hablamos negativamente de otros, solemos hacerlo con desprecio, perdemos el respeto por la persona. Y cuando sabes que se corren rumores sobre ti, puede dañar seriamente tus relaciones con los demás.

Los chismes también destruyen la confianza. ¿Alguna vez le confiaste algo a un amigo y luego te enteraste que era información pública? De ser así, me imagino que esa fue la última vez que confiaste en ese amigo.

Recuerda que si alguien te habla de otros, es probable que también hable sobre ti. Una vez me senté a charlar con una amiga y la conversación se centró en asuntos ajenos. Escuché de una persona tras otra, y esta amiga no paraba de revelar información personal de otros. De pronto me puse a pensar qué diría de en sus conversaciones con otras personas. De ahí en adelante tuve mucho cuidado con lo que le contaba.

Proverbios 11:12 dice: «El que anda en chismes descubre el secreto; más el de espíritu fiel lo guarda todo.» Si eres un conocido chismoso, no confiarán en ti mucha información por temor a que lo cuentes a otros.

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