viernes, 2 de octubre de 2015

De nada sirve preocuparse

DE NADA SIRVE PREOCUPARSE

Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, pero Marta estaba afanada con los preparativos para la cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo:
   —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.
El Señor le dijo:
   —Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará. Lucas 10:38-42 (NTV)
La preocupación no es bíblica, no le agrada a Dios porque ahoga nuestra fe. No es útil porque no nos ayuda a solucionar ningún problema más bien es la causante de enfermedades, la que nos quita el gozo y la paz, y la que nos aleja de nuestro verdadero propósito. Pero ¿por qué uno duda?, porque no confía en Dios. Sólo aquellas personas que han experimentado su paz no se afanan, porque han sabido depositar toda su confianza en nuestro Creador, pero a la vez han reconocido quien es Él, y el poder y autoridad que tiene.
Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre Celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? Mateo 6:26 (NVI)
Dios puede y quiere ayudarte en cualquier situación que enfrentes pero necesita que confíes en Él y tengas un corazón libre de angustia para que pueda obrar libremente en tu vida y su nombre sea glorificado en esa circunstancia.
No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. Filipenses 4:4-7 (NTV)
Ha llegado el momento de que conviertas tu lista de preocupaciones en una lista de oración. En vez de afanarte, encomiéndasela a Dios para que tome control de todo lo que aflige tu corazón. Si hay algo que puedes hacer en cuanto a lo que te preocupa, hazlo y todo lo demás entrégaselo.
Lo que has convertido en un tema de oración, deja de ser un tema de preocupación.

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