martes, 6 de octubre de 2015

SIGUE CREYENDO, SIGUE ORANDO
Mark Batterson
Las oraciones fervientes honran a Dios, y Dios honra las oraciones fervientes. A Dios no lo ofenden tus sueños más ambiciosos o tus oraciones más fervorosas. […] No hay nada que le guste más a Dios que cumplir Sus promesas, responder a las oraciones, hacer milagros y cumplir sueños. Así es Él. Es lo que hace. Y cuánto más ambiciosas sean nuestras oraciones, mejor, porque lo glorifica aún más. Los mejores momentos de la vida son los momentos milagrosos en que se cruzan la impotencia humana y la omnipotencia divina, y esto ocurre cuando pedimos lo imposible e invitamos a Dios a intervenir.
Lo primero que debemos entender es esta sencilla pero transformadora verdad: Dios está contigo. Si no lo crees, entonces tus oraciones serán muy débiles. Si lo crees, entonces tus oraciones serán contundentes y audaces. Y de una manera u otra, tus oraciones débiles o las contundentes y audaces cambiarán la trayectoria de tu vida y te convertirán en alguien diferente. Las oraciones son profecías. Predicen con precisión el futuro de tu vida espiritual. Terminas siendo un reflejo de tus oraciones. La transcripción de tus oraciones termina siendo el guion de tu vida.

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