viernes, 21 de noviembre de 2014

Aflicciones

«Muchas son las aflicciones del justo»

¿Las aflicciones de quién? Hasta los justos padecen aflicciones. «Pero de todas ellas lo librará el Señor». Dios permite que suframos enfermedades y que pasemos apuros y dificultades. Lo hace para poner a prueba y fortalecer nuestra fe, y para propiciar que saquemos victorias aún mayores de lo que parecen derrotas. A veces nos pasan cosas malas solo para que nos aferremos a Él. En otros casos, sirven para unirnos más unos a otros. A veces nos ocurren para mantenernos humildes. Otras, para que oremos. Es decir, que hasta los reveses y las tribulaciones nos hacen bien si permitimos que cumplan el propósito divino.

Es importante recordar que Dios lo hace todo con amor. «A los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien» (Romanos 8:28). Dios nunca dejará que a un hijo Suyo que lo ama le suceda algo que a la postre no sea para su propio bien. Por eso, aunque «muchas son las aflicciones del justo», el Señor te librará de todas ellas, sin importar cuántas ni cuáles sean. ¡De TODAS! No de algunas, ni de unas pocas, ni de la mayoría, ni de muchas, ¡sino de todas! Así, pues, la próxima vez que te aqueje una enfermedad o que atravieses un momento difícil, confía en que Dios te ayudará, tal como nos promete en Su Palabra.

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