No se haga mi voluntad
Palabras de Jesús
Deléitate en el Señor, y Él te concederá
los deseos de tu corazón. Entrega al Señor todo lo que haces; confía en Él, y
Él te ayudará. Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la
justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. Salmo 37:4-6
Yo soy el jardinero jefe. Soy el maestro
paisajista. Puse en tu mano esas semillas y tú las sembraste, regaste y
cuidaste. Pero cuando contemplo tu jardín observo una fea y mala hierba que lo
contamina. Es una maleza incómoda y molesta. Has tratado de arrancarla. Has
intentado desarraigarla. La has hecho pedazos y la has quemado. Deseabas
ardientemente deshacerte de tan fea maleza.
Para hacerlo, es preciso que caves hondo
bajo la capa superior del suelo. Es necesario que caves mucho más hondo y
busques las raíces, pues a gran profundidad hay una raíz de la cual proviene
esa maleza. Si deseas que tu parcela esté hermosa y libre de esa maligna
hierba, cava hondo y desentierra esa raíz de inflexibilidad.
Entrégame tu corazón y tu vida. Confía
en Mí y dime: «No se haga mi voluntad, sino la Tuya».
Cuando muestras disposición a
encomendarme tus planes, cuando te puedo moldear con Mis manos; cuando me
entregas todo tu ser y deseas de todo corazón librarte de esas cosas para
poseerme más abundantemente a Mí y a Mi Espíritu, hallarás la liberación, y tu
parcela estará más hermosa que nunca. Estará en todo su esplendor y me
glorificará.
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