PAZ INTERIOR
Cuando te asalten la ansiedad o el
desasosiego, haz de tu corazón un templo. Cierra los ojos y eleva la mirada
hacia el Cielo. Recógete en tu interior, en la catedral de tu espíritu. Respira
hondo y contempla las visiones con que Dios te obsequiará. Aspira ese aire de
paz que viene de lo alto. Renueva tu entendimiento. Recobra fuerzas. Escucha la
exquisita melodía celestial que te aclarará el pensamiento. Presta oído a esa
voz apacible que te habla con amor. Deja que se esfumen allí tus temores y se
disipe tu zozobra. Refresca tu espíritu con unos instantes de reposo y paz en
el templo de tu alma, donde mora Dios. Gabriel García V.
Deja que conduzca tus pensamientos a un
rincón tranquilo, un remanso de paz y meditación. Piensa en Mi amor. Piensa en
las muchas veces que te he manifestado amor a través de otras personas: un
amigo, tu cónyuge, un compañero, un colaborador, un niño o alguna persona con
la que te detuviste a conversar. Además piensa en las veces en que te he
manifestado Mi amor a través de un suceso favorable o inesperado, respondiendo
a tus oraciones, concediéndote un deseo que abrigabas, permitiéndote pasar un
rato de tranquilidad y contemplación, y en tantas otras ocasiones.
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